Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

lunes, 15 de mayo de 2017

La economía cubana y el efecto mariposa

Por Pedro Monreal, El Estado como tal.

Incidentes puntuales, o en apariencia desligados de la realidad nacional, desatan acontecimientos mayores en Cuba. Ocurre todo el tiempo, pero es difícil identificar las múltiples cadenas de causalidad que conducen desde un suceso hacia otros.
Ese tipo de fenómeno se conoce como “efecto mariposa”, probablemente la metáfora que más ha contribuido a divulgar la existencia de los estudios sobre la complejidad. La conocida expresión “El batir de las alas de una mariposa puede provocar un huracán en otra parte del mundo” sintetiza, en lenguaje cotidiano, lo que se conoce como Teoría del Caos, una de las modalidades de los estudios sobre la complejidad (Ver aquí el artículo de divulgación científica “El aleteo de una mariposa sigue provocando tornados”. Quienes prefieran revisar un texto especializado, tienen aquí a su disposición el artículo “Chaos”, Enciclopedia de Filosofía de la Universidad de Stanford).
Cito un posible ejemplo. La reforma económica que lanzó Deng Xiaoping en el otro extremo del planeta, hace más de tres décadas, parece ser parte de la cadena de causalidades que ha resultado en la severa sequía que actualmente afecta a Cuba.
La carrera hacia el desarrollo ha convertido a China en el primer emisor mundial de “gases de invernadero”, muy por delante de cualquier otro país. La situación ha tendido a mejorar en los últimos años pero el daño está hecho, ciertamente, no solo por lo ocurrido en China (Ver aquí “Reduced carbon emission estimates from fossil fuel combustion and cement production in China”, revista Nature). La emisión de gases ha sido un factor crucial en el cambio climático global, al que oficialmente el gobierno Cubano relaciona con la sequía que hoy padece el país (Ver aquí declaraciones recientes de la presidenta del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, INRH).
A su vez, la sequía es un fenómeno con un vasto potencial de interconexiones económicas y sociales: empleo, pobreza, desigualdad, y migraciones internas y externas, por mencionar solo algunas. Se trata de un “caso de texto” de sistema social complejo.
El gobierno cubano reconoce tal complejidad y sus acciones de respuesta –que considero correctas- han incluido, entre otras, “la gestión integral frente a riesgos climáticos”, en un marco de colaboración internacional y con un enfoque “transversal” que involucra muchas instituciones y especialistas de diversas disciplinas (Ver aquí “Sequía y alimentación en Cuba: una respuesta integral desde el Oriente”  y aquí el libro Impacto del Cambio Climático y Medidas de Adaptación en Cuba).
No digo que todos los problemas económicos de Cuba deban ser explicados como sistemas complejos, pero considero que asuntos cruciales –como los señalados anteriormente- más la pobreza, la desigualdad y la especialización internacional, deben ser abordados desde un enfoque de complejidad.
Cuando estamos frente a sistemas sociales complejos, la pregunta inevitable que debería hacerse cualquier persona interesada en poner la ciencia en función de las soluciones prácticas del país, pudiera ser la siguiente: ¿tienen en Cuba las disciplinas científicas, por separado, la capacidad para descifrar las causalidades inherentes de ese tipo de sistemas?
Mi respuesta es negativa. No soy experto en sistemas complejos, pero considero que existe evidencia, suficiente y clara, para justificar esa respuesta. Las explicaciones apoyadas en ciencias aisladas, o incluso cuando estas se limitan a cooperar de manera “agregativa”,  no son las que se utilizan hoy para tratar de entender el funcionamiento de temas cruciales como el cambio climático, la sustentabilidad del desarrollo, la gestión de recursos naturales, la salud pública o la educación. Si alguien desea abordar alguno de esos temas desde una perspectiva mono-disciplinaria, lo único que puede hacerse es desearle mucha suerte en su empeño.
Consecuentemente, la variante de solución que sugerí en una sucinta nota anterior fue la de incorporar el enfoque de complejidad allí donde no se utilice, y reforzarlo donde ya se aplique (Ver aquí “La complejidad de las soluciones económicas y la ciencia que se necesita”).
No se trata de convencer a nadie de que la adopción de un enfoque de complejidad es una solución infalible que deba ser adoptado desechando otras perspectivas científicas. El enfoque de la complejidad es polémico. Quien tenga dudas sobre su pertinencia, está en todo su derecho de criticarlo y de no utilizarlo.
He recibido comentarios que rechazan de plano la utilidad del enfoque de la complejidad. Los argumentos incluyen la opinión de que el enfoque de complejidad intenta presentarse como un paradigma científico que aspira a ser dominante, aunque apenas sería una especie de “saco” filosófico donde simplemente se aglomeran técnicas específicas de investigación. También se considera que, en un marco de trabajo transdisciplinario, las ciencias sociales (ciencias “blandas”) no tienen la misma capacidad de predictibilidad que las ciencias naturales y exactas (ciencias “duras”), entre otras cosas porque las ciencias sociales tienen grandes limitaciones para la experimentación. El inventario de críticas igualmente incluye el criterio de que un enfoque de complejidad no es útil para analizar sistemas económicos porque no aporta conocimiento verificable, así como la apreciación de que el enfoque de complejidad utiliza técnicas que pretenden tener una “cientificidad” acrítica, apolítica y sin ética.
Se le atribuye a Ernest Rutheford haber dicho algo así como que la Física es la única ciencia y que el resto de las ciencias es como coleccionar sellos. Una visión sin dudas exagerada, reduccionista y arrogante, pero no totalmente desatinada en la medida en que durante un tiempo la Física funcionó como una especie de modelo “ideal” de las ciencias. Parece ser una cita apócrifa de Rutheford quien, irónicamente, recibió en 1908 el premio Nobel de Química, no el de Física, pero la utilizo porque pudiera ayudar a entender lo que algunos especialistas denominan como el “complejo de inferioridad” de las ciencias sociales. (Fritz Machlup, Are the social sciences really inferior?)
Una nota breve, como esta, no es el lugar para abordar temas de la filosofía de la ciencia. Los lectores de este blog que pudieran interesarse por ello pueden revisar artículos de divulgación científica como “¡Ciencia vs. filosofía!” (Ver aquí), y artículos especializados como “La filosofía de la ciencia hoy. Problemas y posiciones” (Ver aquí). En idioma inglés, recomiendo leer el artículo de divulgación: “What is this thing we call science? Here’s one definition …” publicado en The Guardian (Ver aquí). Quienes prefieran revisar un texto especializado, tienen a su disposición el artículo “Science and Pseudo-Science”, Enciclopedia de Filosofía  de la Universidad de Stanford (Ver aquí).
Anoto, puntualmente, mi respuesta a las críticas recibidas:
  • La noción de que el enfoque de complejidad, o el pensamiento sistémico –que es otro término asociado-, trata de presentarse como un paradigma científico con ínfulas de predominio respecto a otros paradigmas, particularmente en el campo de los estudios sociales, no se encuentra en los principales textos contemporáneos sobre la complejidad y el pensamiento sistémico. Vale aclarar que la idea de que el enfoque de complejidad sería un nuevo paradigma sí ha sido proclamada por algunos de los más destacados proponentes del enfoque. Ese es el caso de John Urry, que lo ha denominado “el giro hacia la complejidad” (Ver aquí). Sin embargo, lo que no es posible apreciar es la idea de que ello pudiera, ni debiera, ser un paradigma dominante y mucho menos un paradigma único.
  • De hecho, las opiniones de algunos destacados teóricos y practicantes de la complejidad expresan exactamente lo opuesto. Ese es el caso de Melanie Mitchell, que considera que “no representa ni una ciencia ni una teoría particular pues, en vez de ello, lo que existen son numerosas y superpuestas posiciones científicas y teorías” (su libro “Complexity: A Guided Tour”, puede ser descargado completo aquí). Autores como Fritjof Capra y Pier Luigi Luisi consideran que se trata “más de una revolución en métodos que en la teoría” (Ver aquí la información sobre el libro de Capra y Luisi “The Systems of Life: A Unifying Vision”). Especialistas como David Byrne y Gil Callaghan’s han realizado una advertencia importante “no todas las ciencias y teorías de la complejidad son lo mismo, y no todas son igualmente útiles para la investigación social” (el libro de Byrne y Callghan “Complexity Theory and the Social Sciences: The state of the art”, puede ser descargado completo aquí). Por su parte, Brian Castellani es explicito acerca de la naturaleza polémica de la relación entre el pensamiento sistémico y las ciencias sociales, afirmando que “mucho pensamiento sistémico ha ido en la dirección incorrecta, sosteniendo visiones muy problemáticas de la sociedad”. Recomiendo la lectura del texto de Castellani “The Fast Growing Complexity Sciences and their Controversial Tangle with Social Inquiry”, que presenta un breve y claro panorama general del enfoque de la complejidad, incluyendo una propuesta de categorización de sus diferentes “escuelas”. Ver aquí)
  • Existe una amplia literatura sobre las ciencias sociales. Me gustaría llamar la atención sobre algo que me parece importante tener claro en el contexto del nexo entre ciencia y política: la función de las ciencias sociales no puede limitarse a su función de producir conocimiento científico especifico ni a que pudiera ser útil para apoyar la “ingeniería social”. Su función rebasa la generación de conocimiento especializado y su posible papel instrumental. En ese sentido, me parece conveniente retener el planteamiento de John Brewer acerca de que las ciencias sociales son un “bien público por derecho propio”, en el sentido de que “genera el sentimiento moral que hace que la sociedad tome conciencia de su naturaleza social, permitiendo cultivar una imaginación solidaria con otros, incluyendo los otros que están distantes, que capacita a la sociedad para que pueda conocerse a sí misma. La enseñanza y el aprendizaje de las ciencias sociales tienen efectos civilizatorios, humanistas y culturales…las ciencias sociales son la manera mediante la cual una sociedad se descubre a sí misma y al hacerlo genera la propia idea de la sociedad” (Ver aquí “La ciencia social debe cambiar para poder realizar completamente su valor”). En mi modesta opinión, seguir llamándole “blandas” a las ciencias sociales tiende a distorsionar la naturaleza de una importante parte de la actividad científica.
  • Considero que una buena parte de lo que se dice acerca de la supuesta “inferioridad” o “desventaja” de las ciencias sociales se origina en un entendimiento limitado de las ciencias. El hecho de que muchos de los modelos desarrollados por las ciencias sociales tengan poder predictivo limitado no significa que tal limitación sea exclusiva de la investigación social. La noción de que las ciencias naturales son capaces de producir predicciones precisas y detalladas no tiene validez general. Tomemos el caso de una de las teorías más venerables de las ciencias naturales: la teoría de la evolución. Ni fue el resultado de experimentos controlados, ni es capaz de ofrecer una predicción detallada y precisa sobre la futura evolución de las especies. El valor de una buena parte de los resultados de la astronomía, la geología y la biología, no reside en su utilidad predictiva. Por otra parte, la meteorología, ofrece poder predictivo, pero con limitaciones importantes. La razón no es difícil de entender pues la meteorología trabaja con sistemas complejos que son altamente sensibles a las condiciones iniciales. No obstante, es de sentido común no ignorar una alerta ciclónica. Algo muy parecido sucede con la economía. Como se sabe, los economistas funcionan razonablemente bien cuando se trata de explicar el pasado, pero su capacidad predictiva es limitada. También los economistas trabajan con sistemas complejos muy sensibles a las condiciones iniciales. Al igual que en el caso de los meteorólogos, esas limitaciones predictivas no justifican ignorar los resultados de las ciencias económicas. Cualesquiera sean sus limitaciones, el trabajo científico de los economistas –especialmente cuando integran su trabajo al de otras disciplinas- proporciona una base de conocimiento más adecuada para las políticas públicas que los prejuicios y las veleidades ideológicas que muchas veces predominan. (Ver aquí “Complexity and the Social Sciences”).
  • En cuanto al supuesto sesgo acrítico, apolítico y carente de ética que erróneamente se le adjudica al enfoque de complejidad, respondo con un ejemplo concreto sobre un tema que es relativamente conocido en Cuba: la gestión de la epidemia de Ebola en varios países de África Occidental en 2014 y 2015. Se conoce el destacado papel que desempeñó la colaboración médica cubana en la contención de la epidemia, una acción que, a pesar de haber sido reconocida mundialmente, no se ha valorado al nivel que realmente merece. En cualquier caso, se conoce menos la manera en que se utilizaron los enfoques de complejidad para lidiar con lo que pudo haberse convertido en un desastre humano global. Me limito a dos asuntos directamente relacionados con las ciencias sociales.
  • En primer lugar, la manera en que se gestionó la crisis estuvo influida por el trabajo de Richard Farmer, un conocido antropólogo y médico (las dos cosas) que ha dicho explícitamente –en muchas ocasiones- que el enfoque sistémico es crítico, adopta posiciones políticas definidas y es altamente ético. En relación con el tipo de conocimiento que se requiere para combatir el Ebola en particular, y las enfermedades que azotan a África, en general, Farmer ha dicho que “brotes epidémicos como el Ebola, el SIDA y la tuberculosis sugieren que los modelos para las emergencias sanitarias deben ser dinámicos, sistémicos, y críticos. Esos modelos, que tratan de incorporar el cambio y la complejidad, y que son globales, pero muy dependientes de variaciones locales, son criticados injustamente en términos de causalidades, particularmente por quienes no prestan atención a la función patológica de las desigualdades sociales. Las perspectivas críticas sobre las infecciones emergentes indagan acerca de cómo fuerzas sociales a gran escala influencian el posicionamiento desigual de individuos en el marco de poblaciones crecientemente interconectadas. Una epistemología critica de las enfermedades infecciosas emergentes indaga también sobre cuáles características de las emergencias sanitarias pueden ser oscurecidas por los marcos analíticos dominantes. Las preguntas de investigación que resultan de esa revisión de las emergencias sanitarias demandan la colaboración entre las ciencias básicas, las ciencias clínicas, así como entre los científicos sociales y los epidemiólogos que adaptan estas perspectivas” (Ver aquí “Social Inequalities and Emerging Infectious Diseases”, un interesante artículo de Farmer escrito hace dos décadas).
  • En segundo lugar, la función critica de las ciencias sociales ha sido reconocida en la explicación de factores culturales que son claves para el entendimiento y gestión de sistemas complejos relativos a emergencias sanitarias. En el caso del Ebola es interesante revisar la investigación transdisciplinaria que se hizo para entender el papel de los ritos funerarios en la aparición y mecanismos de propagación del brote. (Ver aquí el estudio ”Mathematical assessment of the effect of traditional beliefs and customs on the transmission dynamics of the 2014 Ebola outbreaks”). Igualmente es útil, para entender cómo funcionan en la práctica los enfoques de complejidad en los marcos de un programa internacional de cooperación científica, revisar la experiencia de la Plataforma Antropológica de Respuesta al Ebola, coordinada por la Dra. Melissa Leach, Directora del Institute for Development Studies (IDS), en colaboración con The London School of Hygiene and Tropical Medicine, las universidades de Sussex y Exeter, y redes de especialistas en África. Ver aquí el artículo “Background paper for the Ebola Response Anthropology Platform and IDS ‘Ebola and Development’ initiative”.
Mi conclusión es simple: como en el caso de cualquier otro tema, tratar de entender el enfoque de la complejidad necesita comenzar por leer la literatura apropiada y revisar ejemplos concretos de su utilización.
Termino con una sugerencia: el proceso de eliminación de la dualidad cambiaria en Cuba parecería ser un caso adecuado para una modelación apoyada en la Teoría del Caos, pero no puedo asegurarlo.
Considero que se trata de un sistema social complejo que involucra las interrelaciones que pudieran darse entre un nivel determinado de la tasa de cambio y numerosos factores como pudieran ser el poder de compra individual, patrones de consumo, distribución de ventajas y desventajas entre grupos sociales y localidades geográficas, monto de remesas, cambios en la utilización de las remesas (consumo o inversión), competitividad empresarial, exportaciones e importaciones, sustitución de importaciones, captación de impuestos, entre otros.
Llamo la atención sobre algunos elementos que pudieran indicar que la Teoría del Caos quizás pudiera ser aplicable al diseño de políticas cambiarias en Cuba:
  • No sería un sistema estocástico (regido por el azar) sino un sistema “no lineal determinista”, en el sentido de que el futuro del sistema estaría determinado por sus condiciones iniciales, sin intervención esencial de elementos aleatorios (casuales).
  • Es un sistema con “alta dependencia sensible de las condiciones iniciales” en las que un pequeño cambio en un solo lugar del sistema puede dar lugar a grandes diferencias en un estado posterior del sistema.
  • El caos no se entendería como ausencia de orden, sino como cierto tipo de orden de características impredecibles, pero descriptibles.
  • Sería un sistema caótico donde existirían “reglas”, pues cada vez que se procesen los mismos datos iniciales, el sistema arrojaría exactamente los mismos resultados. El caos sólo aparecería cuando se modificasen las condiciones de entrada, aun así, el caos se mantendría dentro de un intervalo, o sea, estaría acotado.
No soy un especialista en el asunto y por tanto no puedo afirmar que la sugerencia es pertinente, de manera que dejo una posible definición a quienes poseen la formación matemática que les permitiría responder adecuadamente. ¿Funcionaría en Cuba la tasa de cambio como la mariposa que es capaz de derribar muchas fichas de dominó?

1 comentario:

  1. The new report by Expert Market Research titled, Global Microencapsulation Market Size, Share, Trends, Price, Growth, Report and Forecast 2023-2027. The Microencapsulation Market is expected to grow at a CAGR of 12.8% from 2021 to 2027 to reach $17.42 billion by 2027. Microencapsulation is one of the most promising technique for controlled drug delivery. Micro particles provides various advantages as drug delivery systems, which include effective protection of encapsulated agent against degradation, etc. The major players profiled in the Microencapsulation market industry include Watson Inc., Koehler Innovative Solutions, MIKROCAPS, Capsularis, AVEKA, Inc., Givaudan, Prinova, and Orbis Biosciences, Inc and many among others. The global microencapsulation market is expected to be the most consolidated market in nature primarily owing to the presence of large number of established players in the market 2022.

    ResponderEliminar