Fidel


"Peor que los peligros del error son los peligros del silencio." ""Creo que mientras más critica exista dentro del socialismo,eso es lo mejor" Fidel Castro Ruz

jueves, 13 de julio de 2017

¿Clase burguesa en Cuba?

julio 13, 2017

¿Clase burguesa en Cuba?: comentario a propósito del post ¿Capitalismo en el socialismo? ¿Regresa la explotación?


Por: Camilo Rodríguez Noriega.(Dr.C Filosóficas y profesor titular de la Escuela Superior del Partido Ñico López)

De un “módulo” temático, publicados por el profesor y bloguero Dr. Carlos García Valdés y que sugiero leer, me he atrevido a aislar, relativamente, el referido en el título de este trabajo, donde el autor afirma:

"La plusvalía del empresario nacional privado no es una ley económica, es simplemente una forma del plus valor que producen sus empleados que a la vez son propietarios asociados de los medios fundamentales de producción y en consecuencia reciben lo que le corresponde de la realización de la propiedad socialista de todo el pueblo. No son explotados, son doblemente beneficiados: por su trabajo en una entidad privada y por la propiedad estatal socialista y los beneficios de una sociedad que es regida por leyes económicas y jurídicas que nada tienen que ver con las del capitalismo. En consecuencia ni los propietarios son capitalistas, ni lo empleados son explotados. Es una realidad compleja pero hay que analizarla, precisamente desde la complejidad y la dialéctica" .
Su invitación al análisis anima la reflexión que continúa. No es que se apunten aquí cuestiones que en el post de referencia no se lean o entrevean. En todo caso, lo que se comenta agradece tanto las respuestas que el mismo ofrece como las preguntas que estimula. Con más precisión: el post ha sido una motivación, a partir del respeto que profeso a su autor, para ordenar unos puntos de vistas al respecto, cargados de incertidumbre en relación a una conclusión sobre el tema.


El asunto referido a la producción de plusvalía dentro de las fronteras nacionales tampoco es ya novedoso en Cuba, ni como realidad ni como reflexión.

 El asunto referido a la producción de plusvalía dentro de las fronteras nacionales tampoco es ya novedoso en Cuba, ni como realidad ni como reflexión: las empresas mixtas lo plantearon desde sus inicios. Pero sus características y la objetiva compartimentación relativa de su realidad e influjo en relación al resto de la sociedad le otorgaron otro matiz y diferente significado a sus condicionamientos y efectos nacionales. Eso explica, entre otras razones, por qué desde ese momento no surgió la pregunta acerca de la formación de una clase burguesa nacional.

Por empresarios privados nacionales estoy entendiendo a los propietarios privados de medios de producción tales que superan la capacidad de su fuerza de trabajo para emplearlos productivamente y tienen que recurrir a la contratación de mano de obra ajena. Considero que son explotadores si tales dueños, después de saldar sus deudas con el fisco, se apropian gratuitamente cuando menos del fruto del trabajo adicional de los trabajadores que emplean. Téngase en cuenta que la responsabilidad económica social que corre a cuenta de sus ingresos se sintetiza esencialmente en el binomio pago de salarios (¿siempre por el trabajo necesario?) (1) y tributos.

Pueden ser esos empresarios “el dueño de siete almendrones”, “el propietario de un par de hostales con una veintena de habitaciones”, el de “la paladar mejor establecida” o el de “una cadena de distribución de pizzas con una decena de motos”.(2) Si tales empresarios privados nacionales no producen plusvalía ¿cuál es la base económica de su acumulación empresarial? Otra cosa es que la producción de plusvalía no sea la base económica de producción y reproducción del tipo de sociedad que existe en Cuba hoy.

Por tanto, mi presupuesto de partida es el de que la producción de plusvalía por el empresario nacional privado no es una ley económica que rige objetivamente a nivel societal en Cuba, pero lo es a nivel de cada uno de sus procesos específicos de producción (aunque ni práctica, ni teóricamente agoten el proceso social de producción de plusvalía). Por demás, ¿estaremos ausente de cierta expresión suya en las posibles y reales relaciones económicas, legales o no, entre esos empresarios a través de la re-distribución de ganancias y la posible conformación de una tasa media a nivel sectorial al menos? La situación de este proceso, si es sensato planteárselo, parece importante considerarla en la reproducción de este tipo de relaciones económicas y de todos los actores principales asociados.

De cualquier manera, el estado actual de cosas, aún cuando no sea más que por su novedad y posible repercusión entre nosotros, invita a indagar. Otra cuestión son las fuentes disponibles para esa indagación, cuya limitación sirve para escamotear una información que debiéramos tener en tiempo oportuno. Si algún mensaje político nos recalca Lenin en su obra “Una gran iniciativa” (aquella de donde hemos tomado lo que identificamos como su definición de clases sociales) es la importancia de atender al brote de “lo nuevo” (categoría que, por cierto, no tiene fundamentos ideológicos, como a veces parece, sino ontológicos). 

¿Por qué debemos estar atentos en Cuba hoy a los brotes de una clase burguesa?¿Por qué debemos estar atentos en Cuba hoy a los brotes de una clase burguesa? Porque necesitamos que, aun cuando surja, no se produzca en su plenitud capitalista. Por tanto, tenemos que lograr desde temprano que, sin poder dejar de ser lo que es, se integre orgánicamente, hasta dónde eso sea posible, a nuestra transición socialista. Por eso me parece bien pensar sobre este asunto comenzado por la cuestión de la producción de plusvalía en esas empresas privadas cubanas.

En el contexto nacional las consecuencias de este proceso específico de producción de plusvalía se realizan apocadamente a nivel social dado los conocidos “amortiguadores socialistas” existentes. Parece claro que las desconexiones sociales que sufre dicho proceso a causa de aquellos “amortiguadores socialistas” dificultan la conexión orgánica societal de las relaciones económicas propias de estos espacios empresariales como para que se deslinden socialmente de modo epidérmico y sea posible calar su alcance real. Situación esta que lejos de ser una dispensa para subestimarlas nos conmina a despertar como sensibilidad epistémica esa relación de tránsito entre lo que ahora es y lo que está siendo, de lo cual solo sabremos explícitamente después.

En mi criterio, de lo que se trata es de indagar y develar cómo en una sociedad como la cubana se metaforsea socialmente el proceso empresarial privado de producción de plusvalía y cómo pesa tal metamorfosis en la acumulación o des-acumulación social socialista, planteada en un sentido integral y no solo económico. Y cuánto va ello o no de la mano de la conformación de nuevas relaciones de clases.

Pero cualquiera que sea la metamorfosis, en el contexto cubano actual aquellas relaciones económicas se cuelan en el tejido social con tal fuerza contaminante (precisamente por ser Cuba) que se trasladan también, de algún modo, (por ocurrir en y desde cualquier barrio de vecinos en un contexto de justicia social para todos) a la calidad de las relaciones sociales dominantes a través de las subjetividades y comportamientos que estimulan.

No puede pasar inadvertida la larga distancia económica ¿y social? entre el dueño de siete almendrones y el trabajador que requiere recurrir todos los días, sin alternativas recurrentes, al transporte público; entre el titular de la paladar mejor establecida y la familia que puede hacer ahorros para ir allí un vez al año a celebrar un aniversario significativo; entre el propietario de un par de hostales con una veintena de habitaciones y el trabajador que tiene o aspira a un modesto apartamento; entre el dueño de una cadena de distribución de pizzas con una decena de motos y aquel ciudadano que no renuncia al pan de la bodega. Eso, en Cuba, es un dato de realidad altamente sensible. Son brechas de inequidad no socialista.

Al respecto no es ocioso constatar empíricamente que los cambios en la percepción corriente de movilidad social ascendente en una parte de la población cubana parecen estar creando la representación de que el resultado positivo del proceso de actualización pasa por el arribo a una especie de clase media (¿burguesa?) con la que se llega a identificar el sentido (¿burgués?) de prosperidad, cuya abrupta irrupción en nuestro discurso político se acompañó de una pobre construcción ideológica socialista previa y de un apócrifo sabor de novedad práctica que echaba descuidadamente por tierra, aún como contrasentido, más de 50 años de su propia creación nacional a nivel popular masivo.

Por otra parte, la “apropiación gananciosa” por esos empresarios de las bondades de nuestra justicia social produce cierto efecto desgastante en el sentido socialista, en tanto aquellas les liberan de presiones directas de sus trabajadores, los que, aun siendo explotados o discriminados, pueden sentirse felices. Se crea la apariencia de que el bienestar viene del lado privado cuando en realidad el mismo parasita relativamente en las generosidades del otro - el socialista ahora posible- cuya ausencia en otras realidades sociales se transfiere como peso de necesidades que presionan sobre los empresarios privados, pues es el salario que pagan a los trabajadores que emplean la fuente única para saldarlas en los que les sea posible. Si esto es así ¿no estarán también las seguridades socialistas tributando al proceso de acumulación de esos empresarios privados? Incluyo en mi respuesta afirmativa a esta pregunta los iguales beneficios socialistas que ellos mismos reciben, incluida la estabilidad social.

Frente a la introducción de estos elementos de capitalismo lo decisivo es cuidar el poder. 

Como decía Fidel, en la idea que cita García Valdés, frente a la introducción de estos elementos de capitalismo lo decisivo es cuidar el poder. Pero si esos empresarios emplean formas encubiertas (pero públicas) de explotación y discriminación asociadas a la propiedad privada ¿no se está dañando el poder del pueblo? ¿Cómo se traduce o traducirá en términos de poder político la creciente acumulación del empresariado privado en Cuba?

Las respuestas a estas preguntas, entre otras muchas posibles, parecen parte importante en el análisis acerca de la posible constitución de una clase burguesa en Cuba hoy (también acerca de la posible constitución de un nuevo sector social de la clase obrera cubana). En todo caso, lo que ocurre es propio de la naturaleza de la transición socialista al tiempo que esta debe poner su impronta. ¿Será, o deberá ser, una burguesía “capitalista”, en el entendido habitual de su naturaleza íntegra? (¿será, o deberá ser, una clase obrera al estilo capitalista tercermundista?). Las bases de reproducción de esa posible clase en formación no son netamente capitalistas; múltiples son sus condicionamientos con origen en las ventajas socialistas. Se trata pues de una posible burguesía cubana, donde la carga semántica del gentilicio trasciende la alusión a una pertenencia nacional y lo de burguesía ¿sería correcto? Pero no es solo, ni en esencia, una discusión de términos, pero también estos son importantes.

¿Deberá dejarse la respuesta sobre la formación o no de esta clase social al curso objetivo y espontáneo de los procesos para enterarnos después? ¿No debiera construirse el “nuevo pacto social” más allá de lo que lo hacen y harán las leyes y ciertos mecanismos económicos? ¿Es este o no un asunto público que compete a la conciencia nacional?

Claro que ser rico no es igual a ser burgueses. Tampoco la inorganicidad burguesa de los nuevos ricos significa que la búsqueda de organicidad como clase no esté en marcha, con más o menos intención colocada en el asunto. La estructuración de una clase excede el ámbito particular de las relaciones de propiedad y, en general, el económico.

¿Acaso no se va conformando una esfera superestructural que la nutre, aunque no sea dominante, en nuestra sociedad? ¿Es que entre tales empresarios no se va creando fácticamente cierto “pacto social” aun cuando no se auto-visibilicen explícitamente como una nueva clase social? (¿es que ya no empiezan a hacerlo?). Al respecto debe ser estimada hasta esa suerte de “solidaridad” que crece entre tales empresarios (más que competencia hasta ahora) como expresión de conciencia de compartir una práctica diferente y novedosa en nuestro contexto.

¿Es que el modo de vida pequeño-burgués no va anidando en ciertos lares, incluso desde el manto de lo legal o semi-legal y al amparo de la política económica dominante? ¿No vemos surgir, abriendo trinchera en terreno popular, una identidad que va limándose en los nuevos patrones de interacción social que acompañan nuevas prácticas de poder, saber, deseos y discursos? Sería bueno revisar componentes de la vida cotidiana como vida familiar y empleo de tiempo libre, más allá del trabajo en ese empresariado privado nacional.

De cualquier modo, la discusión pasa ahora por la realidad de la conformación o no de una clase burguesa (importando, por cierto, su magnitud en términos de concentración de propiedad y riquezas: ¿pequeña?, ¿mediana?, ya que grande parece estar descartada), lo que de por sí no es un hecho menor en nuestro contexto. Y no lo es no precisamente porque no encaje con una determinada noción de lo que debe ser el socialismo, si no por lo que la desregulación posible del estado de cosas puede desencajar objetivamente el socialismo ahora posible. Pero lo esencial del asunto es ¿cómo hacer que eso ocurra, si es necesario, sin menoscabo del poder del pueblo en Cuba?

Subrayo, y coloco como premisa primaria del análisis, ese “si es necesario” en relación a la existencia o no de una clase burguesa, porque es de lo que debemos estar suficientemente seguros para proyectar cualquier examen que sobrepase la resbaladiza apoyatura emocional de lo deseado y lo indeseado. Por eso considero muy útil aquella confesión con que Engels comienza su artículo Clases sociales: las necesarias y las superfluas: “Muchas veces me he preguntado en qué medida son útiles, o incluso necesarias, las diferentes clases de la sociedad…”. (4)

Su lectura nos invita a plantearnos la problemática de la función económica necesaria o no de cada clase, real o posible. En nuestro caso convendría también valorar, sin voluntarismo alguno, la función social y política de cada componente de la diversidad socio-clasista. Una incorrecta apropiación de esta cuestión en su totalidad puede ser muy riesgosa en Cuba hoy. De ahí la legitimidad de la pregunta: ¿es necesaria o superflua la formación de una clase burguesa en Cuba hoy? En el fondo está la cuestión de la objetividad histórica o no del argumento que es menester sopesar.

...no debiera omitir por ingenuidad, ni por maldad, la variable “responsabilidad económica social diferenciada entre empresa privada y empresa estatal socialista”

A veces este tema adquiere el tono de si es o no “querido” el advenimiento de esa clase, viniendo de otros presupuestos que participan de cierta disputa: ¿debemos, porque nos es posible, restringir al punto máximo el paso a formas privadas o hemos de mudar rápidamente hacia ese tipo todo lo que ahora sintamos ineficiente? A propósito, la adjudicación del carácter eficiente o no a cada tipo de propiedad, que es uno de los argumentos mundanos casi apriorísticos que circulan en la discusión corriente de la cuestión, no debiera omitir por ingenuidad, ni por maldad, la variable “responsabilidad económica social diferenciada entre empresa privada y empresa estatal socialista”, como bien lo hace notar el doctor Carlos García. Asimismo, la diseminación de actores económicos que surge asociada al proceso posible de estructuración de esa clase burguesa debe ser también objeto de profundo examen, incluso desde y para la función preventiva de la normativa política y jurídica.

En todo caso, si la diversidad estructural es consustancial a la actualidad de la transición socialista cubana, parece ser que eficiencia económica socialista, legalidad flexible -controlada y respetada- para viabilizar la necesidad histórica, formación ideo-cultural de subjetividades anticapitalistas, aseguramiento de reproducción del acumulado socialista existente en el desarrollo de las nuevas identidades socio-clasistas y la re-forja conceptual y práctica de una plataforma axiológica de valores humanistas compartidos deben ser, entre otros, antídotos esenciales en los que hemos de empeñarnos con conciencia clara del momento actual. Pero solo podrá fructificar si somos consecuente con aquella idea fundante de Fidel: “…todo lo que la Revolución realice, tiene que ser realidad primero en la conciencia del pueblo. Eso es lo verdaderamente democrático, ya que esta es una Revolución de mayorías, y por eso es una revolución democrática… “.(5) La alianza estratégica entre política, ciencia y conciencia popular es sustancial.

Estamos por tanto frente a un asunto académico y político, pero la matriz es política, porque la cuestión económica es también una cuestión política de suma actualidad. Claro que la variable mediadora es el problema del poder político, porque como bien recuerda el Dr. Carlos Valdés citando a Fidel: “… ¿Quién tiene el poder? Esa es la clave… ” .(6) Nadie crea que escondemos esta verdad, ni que nos sonroja reconocerla. Ese el leitmotiv de nuestra lucha. De él depende lo demás. Solo que debemos entender cada vez mejor ¿qué es tener el poder?

Notas:
(1) A propósito ¿cómo se calcula en Cuba el trabajo necesario en estas empresas?
(2) Me aprovecho de referencias que aparecen en el trabajo de Ariel Terrero: La riqueza pendiente. (3) En: Economía con Tinta. Suplemento del periódico Granma, 30 de junio de 2017; p. 2
(4) Ver artículo en: Revista Marx Ahora no.40/2015; pp. 162-165. Palabras citadas en p.162.
(5) Castro Fidel. Discurso pronunciado en la Universidad de La Habana, el 27 de noviembre de 1959. 
(6) Fidel Castro. Discurso pronunciado el 15 de enero de 1960.

Díaz-Canel: la informatización impacta en todos los ámbitos de la sociedad y la economía

Díaz-Canel subrayó que mientras los enemigos de la Revolución presentan a Cuba como un país desconectado, persiguen a compañías extranjeras proveedoras de infraestructura para completar este proceso.

Miguel Díaz-Canel. (Foto: Gilberto Rabassa)

Por Enrique Valdés Machín, Bohemia

Los avances en la política de informatización de la sociedad demuestran la voluntad del gobierno de desarrollar este proceso, afirmó hoy Miguel Díaz-Canel Bermúdez, miembro del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros.

Durante su intervención ante la Asamblea Nacional del Poder Popular, que en el Palacio de Convenciones de La Habana analizó la Política Integral para el perfeccionamiento de ese programa, Díaz-Canel subrayó que mientras los enemigos de la Revolución presentan a Cuba como un país desconectado, persiguen a compañías extranjeras proveedoras de infraestructura para completar este proceso.

Sin embargo, declaró, organismos internacionales han reconocido que en el año 2016 la Isla creció más del 346 por ciento en su conexión a Internet.

También, dijo, atacan y tratan de demeritar a la empresa estatal cubana ETECSA, encargada de llevarlo a cabo, y todo eso forma parte de un plan bien concebido.

Díaz-Canel subrayó que la informatización impactará en todos los ámbitos de la sociedad y la economía cubana.

Apuntó que los jóvenes buscan información en los códigos audiovisuales y no puede perderse de vista, consideró, que hoy la mayor parte de los contenidos en Internet son hegemónicos, colonialistas y defienden plataformas capitalistas y neoliberales que provocan desigualdades.

Por tal motivo, expuso, debemos ser capaces de generar contenidos que lleven implícitos la vocación humanista de la Revolución, y colocarlos desde todas nuestras plataformas e instituciones para contrarrestar la avalancha de ese tipo de materiales existentes en Internet.

Al abordar el impacto económico, el Primer Vicepresidente cubano aseguró que aunque el desarrollo tecnológico por lo general está asociado a países con altos crecimientos de su Producto Interno Bruto (PIB), Cuba, con pensamiento, talento e infraestructura puede llevarlo a cabo.

Para eso es necesario, acotó, consolidar procesos con alto impacto en la sociedad, hacerlos más eficientes, productivos y creativos, así como también alcanzar mayores rendimientos y productividad.

En el ámbito social, consideró Díaz-Canel, se requiere utilizar plataformas informáticas destinadas a facilitarles a los ciudadanos interactuar con el gobierno y las instituciones, y sugerir, proponer y criticar a través de ellas.

Por tal motivo, expresó, además de la infraestructura, es imprescindible situar la ciberseguridad por delante de la informatización, avanzar en esta última pero a partir de la percepción de las vulnerabilidades de estos procesos.

Esa cultura solo es posible con la capacitación y preparación de cuadros, dirigentes y directivos sobre estos temas.

Díaz-Canel expresó la convicción de que pese a las limitaciones económicas, financieras y de infraestructura, la Isla puede hacer más en materia de informatización de la sociedad y de gobierno electrónico, con solo aprovechar mejor cuanto se tiene.

Maimir Mesa Ramos, ministro de Comunicaciones, actualizó a los diputados acerca de la marcha del proceso de informatización. (Foto: Gilberto Rabassa)

Además, puntualizó, tenemos que migrar masiva y ordenadamente hacia el sistema operativo informático libre, desarrollado por la Isla, y a software de producción nacional en la búsqueda de soberanía tecnológica.

En la jornada que antecede al noveno período de sesiones de la VIII Legislatura, Maimir Mesa Ramos, ministro de Comunicaciones, actualizó a los diputados acerca de la marcha del proceso de informatización de la nación, aprobado por el Consejo de Ministros en febrero, y de los principios generales que fundamentan ese desarrollo.

Aixa Hevia, diputada por el municipio capitalino de Arroyo Naranjo, valoró que la sociedad en general debe sentirse comprometida con esta política, de amplia connotación para la seguridad nacional.

Igualmente se preguntó cómo se trabaja el tema de los contenidos sobre Cuba y mostró preocupación por la necesidad de promoción y generación de producciones nacionales en las diversas plataformas digitales y redes sociales de Internet, pues, apreció, existen debilidades en las actuales normativas legales, algunas de muchos años, en las cuales no están contemplados los delitos cometidos en el ciberespacio.

La parlamentaria Kenia Serrano hizo referencia al déficit de contenidos propios y su posicionamiento en la red para hacer frente a la batalla mediática en dicho escenario, y se pronunció por facilitar el acceso de las personas de la tercera edad a la nuevas tecnologías, por lo que esto implica para su calidad de vida.

De la mano el desarrollo y el control de los recursos

Mejorar la calidad de la producción de alimentos y sustituir importaciones son las prioridades del Ministerio de la Industria Alimentaria (Minal), aseguraron funcionarios ante los diputados de las comisiones Agroalimentaria y de Atención a los Servicios


13 de julio de 2017 00:07:09

Mejorar la calidad de la producción de alimentos y sustituir importaciones son las prioridades del Ministerio de la Industria Alimentaria (Minal), aseguraron funcionarios ante los diputados de las comisiones Agroalimentaria y de Atención a los Servicios.

En un análisis sobre el cumplimiento del programa de recuperación de las capacidades en las industrias del Minal, la ministra María del Carmen Concepción comentó que «desde el año 2015 los esfuerzos han contribuido a mejorar las condiciones higiénico-sanitarias de nuestras industrias y se han reformado 53, de las 780 fábricas procesadoras de alimentos del país».

Con la presencia de Esteban Lazo Hernández, miembro del Buró Político y presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), la Ministra aclaró que también han sido prioridad el montaje de sistemas auxiliares, como calderas de vapor y frigoríficos.

Al respecto el diputado holguinero Jorge Antonio Pérez manifestó que se han quedado atrás las inversiones que necesita la industria de procesamiento de vegetales de Holguín. «Se han destinado inversiones a la industria láctea, lo cual es bienvenido, pero la de procesamiento de vegetales, que demanda una inversión más económica con un alto valor agregado, no se ha tocado aún».

Iris Quiñones, presidenta del Grupo Empresarial de la Industria Alimentaria, coincidió en que la prioridad en los últimos años ha sido la industria láctea y cárnica, porque es una necesidad del país para responder a la demanda de la producción de leche y carne. No obstante, reconoció que les faltó pelear más para llegar a otras esferas productivas. 

Entre las inversiones priorizadas por el Minal está el envasado aséptico, en el que «se observan mayores crecimientos», comentó María del Carmen Concepción; sin embargo, existen «deficiencias en la planificación de envases de hojalata en formato pequeño, y ahora mismo se envasa en recipientes de gran formato, que encarecen el producto».

En ese sentido Abilio Piedra, de Mayabeque, reconoció que «la voluntad de incrementar la producción de alimentos necesita estar respaldada con los envases industriales requeridos. Las plantas moledoras necesitan inversiones, sin embargo, con las condiciones actuales pueden continuar moliendo, pero cuando faltan los envases, se pierde la producción».

Precisamente por ello es vital la articulación de los organismos relacionados con la producción de alimentos: Agricultura, Economía y Planificación y Minal, como expresó la Ministra de ese ramo.

Estuvieron también en la mira de los diputados las indisciplinas sociales, ilegalidades y evidencias de corrupción en entidades de los Ministerios de Agricultura, la Industria Alimentaria y el grupo empresarial Azcuba.

Durante el proceso de fiscalización los diputados detectaron como principales delitos el desvío de combustible por falta de controles efectivos, el hurto de ganado mayor por deficiencias en su cuidado y la ausencia de un control adecuado de los insumos para la producción.

CONTROLAR (NOS) NOSOTROS MISMOS

«Cuando se comete un hecho delictivo, ello se traduce en que no ha existido una buena implementación de la Resolución 60. Es decir, fallamos en prever», aseguró la diputada por Pinar del Río, Elizabeth Blanco, al analizar la comisión de Salud y Deporte el enfrentamiento al delito, la corrupción y las ilegalidades en los sectores de salud, deporte y comunales.

De acuerdo con Elda Quiñones, directora de inspección del Instituto Nacional de Deporte, Educación Física y Recreación (Inder), en el año 2016, en este sector se cometieron 39 delitos, y 12 hechos de corrupción.

En relación con la salud, el Jefe de seguridad y protección de ese organismo, Juan José Rabilero, informó que la tendencia en los últimos cinco años ha sido a la reducción. No obstante, destacan el robo de medicamentos y otros insumos hospitalarios, materiales de la construcción, turbinas de agua en los consultorios, aires acondicionados, piezas y accesorios, y recursos financieros.

Sobre las causas y condiciones que han propiciado la ocurrencia de ilegalidades en el sector de comunales, Mildrey Granadillo de la Torre, directora de desarrollo social del Ministerio de Economía y Planificación subrayó que se realizan inhumaciones sin boleta en las funerarias y cementerios.

Refirió que es insuficiente la construcción y calidad de bóvedas, nichos y osarios estatales. Además, señaló irregularidades en el traslado de fallecidos a todas las provincias, incluido el municipio especial de Isla de la Juventud, pues muchas veces se viola lo regulado para el traslado al destino final.

Nelson del Sol, diputado por Camagüey, dijo a la comisión que la seguridad y protección incluye abordar la salud y seguridad en el trabajo; y en ese sentido mencionó el reciente colapso de un edificio en Villa Clara, mientras se intentaba rehabilitarlo y que costó la vida de dos personas. ¿Cuánta negligencia pudo haber detrás?, señaló.
El análisis de los principales planteamientos de la población en las reuniones de rendición de cuenta de los delegados a sus electores, ocupó también la agenda de debate de la comisión.

En relación con la salud las principales insatisfacciones estuvieron vinculadas al trabajo del médico de la familia, la organización de los servicios en los policlínicos, la situación constructiva e higiénica de las unidades de salud; la higiene y epidemiología, la lucha antivectorial, así como los problemas en los servicios sanitarios.

La viceministra de Salud, Marcia Cobas, dijo que el reto más grande del sector –el cual pasa por la disciplina, el control y la exigencia–, es que las personas transiten por el sistema sin que medie nada más que la estructura propia de los servicios, los cuales están organizados para que ello ocurra.

En los servicios comunales, la deficiente recogida de desechos sólidos, el déficit de equipos y contenedores, el incremento de microvertederos y la baja calidad de las coronas en relación con el precio de las flores; concentraron la mayor cantidad de planteamientos.

Según el Inder las inquietudes del sector deportivo responden a la instancia municipal y están relacionados con el mantenimiento y reparación de las áreas deportivas; el incremento de actividades deportivas y recreativas en los asentamientos alejados de la cabecera municipal; y la asignación de implementos deportivos a los territorios para la práctica masiva del deporte.

Los diputados coincidieron en que este ha sido un proceso superior, pero reiteraron insatisfacciones como el estado de los viales del Plan Turquino, la intermitencia en la disponibilidad de medicamentos y preocupaciones sobre la proyección comunitaria de las especialidades médicas.

PREVENCIÓN Y ENFRENTAMIENTO A LAS INDISCIPLINAS SOCIALES

La Comisión de Atención a la Juventud, la Niñez y la Igualdad de Derechos de la Mujer, debatió sobre los resultados de la prevención de conductas asociadas a las indisciplinas sociales y la labor de fortalecimiento del trabajo comunitario integrado, con el concurso de las organizaciones que actúan en la comunidad.

Carlos Rafael Fuentes de León, funcionario de la ANPP, explicó que en el último año se realizaron intercambios de trabajo con diversos ministerios y organizaciones, que desembocaron en la realización del Primer Taller Nacional de Trabajo Comunitario Integrado del Poder Popular, en el país.

Este encuentro –subrayó– permitió cohesionar las concepciones de las organizaciones e instituciones que actúan en nuestros barrios y asentamientos, para utilizar el trabajo comunitario como vía de canalizar las potencialidades de los vecinos hacia las actividades que refuercen la formación de valores.

Además, se realizaron visitas a todas las provincias, para fomentar el debate y sumar personas (fundamentalmente jóvenes) a la lucha contra las conductas inadecuadas. Mientras, en la prevención y enfrentamiento policial se priorizan las indisciplinas asociadas a leves alteraciones del orden, daños al patrimonio colectivo, normas cívicas y de convivencia, juegos ilícitos, venta ilegal de mercancías, entre otros puntos, dijo.

Sobre los resultados obtenidos, Fuentes de León destacó que en este periodo se efectuaron más de 68 000 reuniones de rendición de cuenta, en las que fueron identificadas 81 345 manifestaciones de indisciplinas, y se aprobaron 90 051 acciones para enfrentarlas.

Añadió que todas las provincias valoraron positivamente los resultados, y se aprecia motivación, interés y preparación de los jóvenes ante esta tarea, fortaleciendo los vínculos entre la FEEM, la FEU, la UJC y las direcciones de las asambleas municipales.

Con independencia de estos –expresó–, las indisciplinas e ilegalidades continúan preocupándonos, pues aún falta efectividad en las medidas adoptadas y existen fisuras en la capacidad para responder concretamente a la ingestión de bebidas alcohólicas en la vía pública, la reiteración de personas que adoptan una conducta deambulante y menesterosa, y la solución de otras causas y condiciones que generan estos problemas.

CAMPISMO POPULAR Y TURISMO

Durante el primer semestre del 2017 Cuba ha recibido 2 668 446 visitantes extranjeros, lo que significa un crecimiento del 23,2 %, respecto a igual fecha del 2016. Manuel Marrero Cruz, ministro del Turismo, informó a la comisión de Atención a los Servicios, además, que se prevé finalizar este año con el arribo de 4 700 000 turistas, mientras que para el 2018 se esperan cinco millones.

El titular igualmente informó sobre la actualización de la cartera de oportunidades para la inversión extranjera en el sector, que cuenta con 140 proyectos.

Respecto al comportamiento del campismo popular, que destaca como una de las principales opciones recreativas para la población, señaló que se espera recibir este verano cerca de 220 800 clientes, y en función de ello, se han realizado acciones en las instalaciones como el completamiento de las habitaciones, con colchones, televisores, minibares, literas, ventiladores, módulos sanitarios y otros accesorios.

No obstante, reconoció que persisten deficiencias relacionadas con la variedad de las ofertas gastronómicas, el incumplimiento de los horarios en diferentes servicios –incluyendo el transporte–, la falta de medios recreativos y actividades de animación, además de ilegalidades y problemas de indisciplina social.

Los diputados hicieron referencia a la necesidad de equiparar los precios de las ofertas a su calidad, además de prestar atención a asuntos como los viales, pues en ocasiones su mal estado afecta el transporte hacia las zonas de recreación.

REITERAN SOLIDARIDAD CON VENEZUELA

Cuba sigue manteniendo su apoyo a la Revolución Bolivariana, la cual permanece en pie y firme, aseguró el director de América Latina y el Caribe de la cancillería, Carlos Zamora, tras intercambiar con los miembros de la Comisión de Relaciones Internacionales.

Zamora refirió además que la declaración adoptada sobre Venezuela en la sesión extraordinaria del Parlamento, en junio de este año, es expresión del sentir del pueblo cubano.

Ayer los legisladores recibieron una actualización del contexto latinoamericano y caribeño, así como la situación de los gobiernos progresistas y la correlación de fuerzas en este espacio geográfico.

Urgencias del sistema de pensiones en Cuba: diálogos con Carmelo Mesa-Lago





Cuba Posible continúa el diálogo con Carmelo Mesa-Lago en torno al presente y al futuro de la seguridad social en Cuba.

Hace unos meses, en una entrevista que nos concedió para Cuba Posible, usted aseveró que para resolver los problemas financieros del sistema de pensiones en Cuba se requiere de un incremento de la edad de retiro; a la par de plantear que las pensiones actuales son muy bajas para evitar mayores costos presupuestarios. A ese efecto sugirió aumentar en cinco años las edades de retiro y modificar la forma de cálculo del salario base, así como incrementar la cotización, pero también mejorar las pensiones. ¿Podría desarrollar más estas ideas?

Aunque la reforma de 2008 aumentó las edades de retiro en cinco años en ambos sexos (ahora son 60 años la mujer y 65 el hombre), estas edades son todavía altas respecto a la esperanza de vida en Cuba (la más alta en América Latina, junto a Costa Rica) y en relación al resto de la región (otros países mucho menos desarrollados que Cuba tienen edades similares como Honduras, y una edad más alta en la mujer, como Perú). La elevación de las edades indujo una caída en el déficit respecto al gasto total de pensiones desde 43,8 por ciento en 2013 a 23,3 por ciento en 2015, pero esto se revertirá en el mediano y largo plazo por tres razones: 1) los cambios introducidos por la reforma de 2008 fueron insuficientes para restablecer el desequilibrio actuarial del sistema, 2) Cuba es el país más envejecido del continente (más que Uruguay) y el proceso se acelera, y 3) la fuerza laboral ha comenzado a caer, lo que significa que habrá una relación menor entre trabajadores activos y los pasivos (jubilados), así que bajó de 3,6 a 2,9 entre 1989 y 2015 y continuará descendiendo, lo cual hará más difícil financiar las pensiones futuras.[1]

La pensión promedio nominal era 270 CUP mensuales en 2015 (equivalente a 10,80 CUC), además, dicha pensión ajustada a la inflación era la mitad del nivel de 1989, lo cual es insuficiente para cubrir las necesidades básicas alimenticias, por lo que los jubilados y pensionados se encuentran entre los grupos más pobres de la población. Sin embargo, esto ha ayudado al gobierno a evitar una mayor escalada en el gasto de las pensiones. La reforma de 2008 redujo dicho gasto de 7,6 por ciento del producto interno bruto (PIB) en 2010 a 6,5 por ciento en 2015; no obstante, este es aún alto y volverá a crecer por las razones ya explicadas; además, es esencial aumentar las misérrimas pensiones en el futuro.

Para poder mejorar el nivel de las pensiones y reducir el déficit es, por tanto, necesario, entre otras medidas, aumentar las edades de retiro y lo ideal sería unificarla en 65 años para ambos sexos y según asciende la esperanza de vida al tiempo de retiro subirla gradualmente -en unos 20 años, no en siete años como hizo bruscamente la reforma de 2008 debido a la presión en el salto del gasto y del déficit. Pero para fijar esto de una manera responsable hay que hacer primero una evaluación actuarial.

¿Cuál podría ser el porcentaje de la cotización a la seguridad social en Cuba para hacer esta universal, financieramente sustentable y que pague pensiones adecuadas? ¿Qué quiere decir una “valuación actuarial”?

Primero, Cuba tiene una cobertura casi universal en pensiones de seguridad social y es una de las más altas en América Latina, junto con las de Chile, Costa Rica y Uruguay. Desafortunadamente, el gobierno nunca ha publicado estadísticas de cobertura que serían necesarias para confirmar lo que sabemos basados en la ley, los estudios técnicos y las cifras del gasto; además, esto permitiría que Cuba figurase en las estadísticas mundiales de cobertura de la seguridad social y hacer comparaciones que serían favorables.

No es posible determinar el cálculo del salario base, la cotización y el monto de las pensiones, sin antes hacer un estudio para determinar el déficit actuarial del sistema: contrastar el valor presente de todas las obligaciones futuras (gastos de pensiones en curso de pago y las que generen los actuales asegurados activos) con los ingresos futuros (por cotizaciones sobre los salarios). A mi mejor saber y entender, el último estudio hecho por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre las pensiones cubanas fue realizado en 1999, no fue una valuación actuarial sino una proyección “preliminar” del costo de las pensiones para 1997-2020, así como de la cotización salarial necesaria para balancear el sistema en ese período. Para 2015 se estimó un déficit de 942 millones de pesos y una cotización de 18,1 por ciento sobre la nómina salarial; las cifras actuales en ese año fueron 1,313 millones de pesos y 12 por ciento sobre el salario pagado por los empleadores (algunos trabajadores con alto salario cotizan un 5 por ciento, pero no se han publicado cifras sobre cuántos y su monto), o sea, un gasto 39 por ciento superior y una cotización 6 puntos porcentuales menor, de manera que se agravó la situación aún con la reforma de 2008. Debe decirse que los ingresos y gastos reales fueron dos veces mayores que los proyectados. Para 2020 la OIT proyectó un déficit de 1,351 millones de pesos y una cotización de 19,8 por ciento, el primero será mucho mayor y la cotización casi 8 puntos porcentuales menor, salvo que se haga otra reforma del sistema.[2]

Un estudio actuarial realizado por un experto en el extranjero en 1994, proyectó una cotización de 98 por ciento sobre el salario en 2010, sin cambio de edad (no pudo tomar en cuenta el incremento de cinco años en 2008), o de 63 por ciento basado en un ascenso de la edad a 65 años para los dos sexos, que es lo que he sugerido.[3] Compárese esto con el 12 por ciento actual, para tener una idea de la magnitud de la cotización que sería necesaria.

En resumen, no se ha hecho una valuación actuarial en Cuba, al menos por medio siglo, y es urgente realizar esta, preferiblemente por la OIT, para determinar con certeza las reformas necesarias en cuanto a la edad del retiro, el salario base, la cotización, la tasa de reemplazo (porcentaje que se aplica al salario base para fijar la pensión), el monto de la pensión y poder equilibrar el sistema a largo plazo. Sería un craso error especular sobre dichos parámetros sin tener una base sólida y proyecciones basadas en los datos actuales.

En la citada entrevista, usted reconoce las dificultades económicas del país para asegurar, en lo inmediato, un ventajoso sistema de seguridad social. Por eso ha propuesto alternativas potenciales que podrían ayudar a la atenuación de las dificultades durante una etapa o, tal vez, convertirse en elementos estables del sistema de seguridad social. En ese sentido, abogó a favor de que coticen a la misma tanto los empleadores como los trabajadores, la creación de un fondo de reserva que pueda invertirse y generar rendimientos de capital y cuentas individuales voluntarias que ayudasen a mejorar el equilibrio a largo plazo del sistema y mejorar las pensiones. ¿Cuáles serían las características de estas fórmulas y como se implementarían?

Bajo las condiciones económicas actuales es virtualmente imposible acometer las reformas necesarias que hemos discutido antes. En 2016 el producto interno bruto cayó 0,9 por ciento y, debido a la grave situación en Venezuela y la caída de las exportaciones de mercancías de Cuba, se ha agravado la balanza de pagos y es probable que haya otro descenso del PIB este año. Además, la tasa de inflación proyectada de 12 por ciento reducirá aún más el monto de las pensiones reales y los recursos serán muy escasos siquiera para mantenerlas el nivel actual. La única forma de salir de esta situación es acelerar el proceso de reformas estructurales que está virtualmente estancado desde hace más de un año.

Así que las recomendaciones que hice son para cuando haya una mayor estabilidad y crecimiento económicos. Bajo las circunstancias actuales, incrementar la edad o implantar la cotización a todos los trabajadores, a par que se mantienen las bajísimas pensiones, causaría mucho daño a la población, aunque se reduciría el déficit fiscal generado por las pensiones. Pero no quiero evadir la pregunta.

Cuba tiene un sistema de reparto puro, o sea, el gobierno recauda las cotizaciones de los empleadores y unas pocas de los trabajadores y estas van para los gastos generales del Estado, por otra parte, el gobierno paga las pensiones con cargo al presupuesto nacional. No hay siquiera un fondo para contingencias. Si hubiese un fondo de reserva de pensiones nutrido por las cotizaciones de empleadores y, eventualmente, de todos los trabajadores, el capital del mismo sería invertido en valores y proyectos productivos, lo cual generaría un interés o dividendo anual que iría a dicho fondo, engrosándolo. Se ha probado que el rendimiento del capital del fondo, siempre que sea bien administrado, contribuye mucho más a las pensiones que las cotizaciones. Ahora bien, el problema es que Cuba no tiene una bolsa de valores en que se transen acciones nacionales e incluso extranjeras, como en China y Vietnam, por lo cual la inversión del fondo sería toda en deuda estatal, algo que he probado extensamente en América Latina y otras regiones del mundo, resulta en dependencia del Estado que fija los intereses usualmente bajos, o sea, habría un subsidio de los trabajadores a los gastos generales del gobierno. En fin, para que esto funcione hay que acelerar las reformas como en los dos países asiáticos y crear una bolsa de valores, algo que es presente parece ilusorio.

También para el futuro, aquellos trabajadores que después de cotizar al sistema de seguridad social público tengan recursos, podrían hacer aportes a una cuenta individual a fin de suplementar sus pensiones. En América Latina estas cuentas han sido administradas por corporaciones privadas que cobran altas comisiones y gozan de altas utilidades, por lo que las pensiones no son buenas; pero hay países como Uruguay en que una de dichas administradoras es pública y ha reducido las comisiones y aumentado las pensiones. La Comisión Asesora Presidencial sobre Pensiones en Chile, nombrada por Michele Bachelet (de la cual fui miembro), recomendó establecer una administradora pública, aunque aún no ha sido aprobada. En Costa Rica hay también administradoras públicas, una de ellas del propio seguro social.

En conclusión, los problemas de las pensiones de seguridad social en Cuba se agravarán a menos que se aceleren las reformas estructurales y estas generen resultados económicos tangibles, lo cual sería la base, a su vez, para una reforma del sistema de pensiones. En el ínterin, el gobierno debería negociar con la OIT una valuación actuarial que siente las bases necesarias. La OIT tiene un sistema de simulación probado en muchos países en que se pueden cambiar las variables del sistema mismo (por ejemplo, edad de retiro, cotización, salario base, tasa de reemplazo) y combinarlos con variables económicas (como crecimiento del PIB, salario, inflación, tasa de interés, etc.) a fin de proyectar el equilibrio en un período largo. Esto es lo más urgente y factible en el presente, también ayudaría que el gobierno publique estadísticas de todos los trabajadores cubiertos, cuántos de ellos están pagando cotizaciones y el monto de estas, a fin de tener la información necesaria.

Citas.

[1] Los antecedentes en esta entrevista provienen de mi artículo “El estado actual del bienestar social en Cuba”, Cuba Posible, marzo 2017.

[2] OIT, Cuba Technical Note: Application of the ILO Pension Model to the Social Security System in Cuba, Ginebra: Social Security Department, 1999. Las estadísticas de 2015 son de ONEI, Anuario Estadístico de 2015, Edición de 2016, La Habana.

[3] Ricardo Donate-Armada, “Cuban Social Security: A Preliminary Actuarial Analysis of Law # 24 of Social Security”, en Cuba in Transition, Miami, ASCE, Vol. 4, 1994, 155-173. Véase también mi trabajo “La Seguridad Social en Cuba en el Período Especial: Diagnóstico y Sugerencias de Políticas en Pensiones, Salud y Desempleo,” en La Seguridad Social en Cuba: Diagnóstico, Retos, Perspectivas, Lothar Witte, comp., Caracas, Nueva Sociedad, 2003, pp. 33-115.

A trabajo igual salario igual


Pedro Monreal, El Estado como tal

Lázaro González Rodríguez, autor invitado de este blog, reconocido especialista en organización del trabajo y los salarios, comparte sus ideas sobre los aspectos centrales de una reforma integral del sistema salarial en Cuba.

Para apreciar con fruto, es necesario conocer con profundidad

José Martí 1

En Cuba, todos los trabajadores son objeto de las mismas regulaciones salariales, independientemente de su raza, color, sexo, religión, opinión política, origen nacional o social y cualquier otra lesiva a la dignidad del individuo.

Ahora bien, la aplicación del principio de que cada trabajador reciba su salario en correspondencia con la cantidad de trabajo rendido nos obliga a que el sistema salarial logre el mayor acercamiento en la evaluación de la calidad y cantidad de cada labor, así como a la adecuada fundamentación técnica de las plantillas de cargos, las normas de trabajo y el control estricto del tiempo laborado. En la actualidad confrontamos dos problemas básicos, por una parte, el salario no cubre las necesidades básicas del trabajador y su familia como consecuencia de los altos precios de los productos y servicios; y por otra, el sistema salarial vigente propicia el igualitarismo; las plantillas infladas, las normas envejecidas y el deficiente control del tiempo laboral impiden que a trabajo igual corresponda salario igual.

En correspondencia con lo antes señalado, el problema no consiste solamente en aumentar los salarios, sino en establecer un sistema que cumpla con los objetivos económicos y sociales siguientes:
  • Alcanzar una alta productividad y demás indicadores de eficiencia.
  • Incrementar el salario de los trabajadores acorde con la calidad y cantidad del trabajo aportado.
  • Incrementar la calificación del trabajador.
  • Aumentar el sentido de pertenencia y codueño.
  • Promover la formación de valores ético-morales.
  • Elevar su autoestima.
  • Formar personas en las profesiones necesarias a la sociedad.
  • Acudir a las ramas y territorios donde se requiera su labor.
  • Ocupar puestos de trabajo con mayor calificación y responsabilidad.
  • Desempeñar ocupaciones con factores extra-calificatorios.
  • Reducir la fluctuación real y potencial.
  • Ejercer la profesión en la cual se formó.
  • Incrementar la tasa de natalidad.
  • Reducir el éxodo hacia otros países de jóvenes calificados particularmente.
De donde se desprende que cualquier incremento salarial que no conlleve a la reforma del sistema salarial basado en el principio que cada trabajador reciba el pago de acuerdo con la calidad y cantidad de trabajo aportado está condenado al fracaso económico y social.
  1. No obstante, los cambios establecidos en el Reglamento del Código de Trabajo (Decreto 326, Art. 126) los cuales establecen los elementos del sistema salarial, sin fundamento alguno, el sistema salarial está integrado por:
  2. Escala de complejidad
  3. Calificadores de cargos
  4. Escala de factores extra calificatorios
  5. Listado de puestos con factores extra calificatorios
  6. Las tarifas
  7. Las formas de pago
  8. Los sistemas de primas
Los siete elementos anteriormente señalados responden al principio de pagar a cada cual según la calidad y cantidad de trabajo aportado.

Los primeros cinco elementos corresponden a la calidad del trabajo —no a la calidad del producto— es decir, al conjunto de cualidades, características o particularidades estructurales de una forma integral y específica que le son inherentes a un trabajo concreto, y por las cuales se distingue esencialmente de otro.

La calidad del trabajo puede verse desde el punto de vista de su complejidad y de los factores no dependientes de la complejidad. La complejidad del trabajo se determina a partir del nivel de conocimientos teóricos y prácticos socialmente necesarios para realizar las distintas ocupaciones, se concreta en la escala de complejidad, los calificadores y las tarifas por complejidad.

Los factores extra calificatorios constituyen características o propiedades del trabajo, determinados por su contenido o por el medio, las cuales hacen que el trabajador gaste un mayor volumen de energías físicas o mentales, o ambas, en el desempeño de una actividad específica en comparación con aquellas actividades consideradas como normales. Los elementos que la componen son: la escala de factores extra calificatorios, los listados de puestos y las tarifas por condiciones de esta índole. La cantidad de trabajo comprende los dos últimos elementos antes expuestos.

Las formas de pago pueden ser: a destajo o por tiempo, y los sistemas de primas miden la cantidad de trabajo aportado.

En definitiva, la medida del trabajo constituye el nexo e inter dependencia entre la calidad y cantidad de trabajo, y se expresa mediante la cantidad de trabajo realizado de una calidad determinada. El trabajo presenta sus características cualitativas y cuantitativas simultáneamente, por lo que solo desde el punto de vista analítico puede abstraerse una de la otra.

El actual sistema salarial no cumple con el principio de pagar a cada cual según la calidad y cantidad de trabajo aportado, por lo tanto, a igual trabajo no corresponde igual salario.

Ni la escala de complejidad vigente—independientemente de que existan otras— ni la de factores extra calificatorios reflejan la calidad del trabajo. Los calificadores no responden a una división real del trabajo y los requisitos para ocupar el cargo no están en correspondencia con su contenido. Los listados de puestos con condiciones extra calificatorias no reciben un tratamiento adecuado; las tarifas no corresponden a las necesidades básicas del trabajador y las formas de pago se sustentan en normas de trabajo envejecidas. No se aplican los sistemas de primas.

El pago por resultado deviene una aberración del principio universal de pagar de acuerdo con los resultados individuales del trabajo. El pago por los resultados individuales se sustituye por los resultados del colectivo, lo que no se corresponde con el desarrollo de la conciencia individual hacia el trabajo ni con el nivel de organización, planificación, gestión y control en el sector empresarial.

Señalado todo lo anterior, insistimos en una reforma integral del sistema salarial que responda a los objetivos señalados y, por tanto, se eleven las tarifas a un nivel que aseguren las necesidades básicas del trabajador y su familia.

La Habana, 25 de junio de 2017

Referencias:
 1 José Martí. Obras Completas, t. 6, p. 334.


NOTA SOBRE AL AUTOR:

Lázaro González Rodríguez. Doctor en Ciencias Económicas y Profesor Titular Adjunto de la Universidad de La Habana. Miembro de Honor de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba (ANEC). Desde 1961 hasta 1981 laboró en el Ministerio del Trabajo en la esfera de la organización del trabajo y los salarios, ocupando, entre otros cargos, los de Director de Salarios, Viceministro y Director fundador del Instituto Nacional para la Investigación Científica del Trabajo. En 1981 y hasta el año 2003 labora en el Ministerio de Industria Básica ocupando los cargos de Director Económico en la Unión de la Goma (1981-1984), Director de la Empresa de la Goma “Conrado Piña” (1985-2000) entidad laboratorio del MTSS y primera en aplicar el perfeccionamiento empresarial en el país. A partir de 2001 y hasta 2003 realiza actividades de asesoramiento en la esfera de la organización del trabajo y los salarios en el organismo central. Actualmente labora como consultor. Es presidente fundador de la Sociedad de Estudios del Trabajo de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba (ANEC). Desde su fundación hasta 2009 fue miembro del Tribunal de Grado Científico de Economía Aplicada. Autor de varios de los libros más sobresalientes publicados en Cuba sobre cuestiones relativas a la organización científica del trabajo, los salarios, la productividad , y los estímulos materiales y morales.

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https://elestadocomotal.com/2017/07/13/lazaro-gonzalez-rodriguez-a-trabajo-igual-salario-igual/

El socialismo traicionado. Tras el colapso de la Unión Soviética

“La revolución (caída URSS) no fue consecuencia del bajo rendimiento económico del estado, de la presión nacionalista de las Repúblicas de la Unión o del descontento popular por la falta de libertad o bienes de consumo, ni siquiera del esfuerzo de liberalizar un régimen dictatorial (…), la clave del desenlace se encuentra en la cumbre del sistema político o “del estado”. (…) El problema no era la debilidad del estado como tal, si no el estado mental debilitado de quienes lo dirigían”

Jerry Hough. 1997

Brookings Institution
(uno de los grupos de estudio y presión liberal mas importantes de EEUU)

¿Cómo pudo sobrevivir el sistema socioeconómico de EEUU, que en 1929 conoció una crisis financiera que envió al paro al 40% de la población, y que aún hoy cuenta con millones de personas en la pobreza o sin seguro médico, y hundirse la URSS mientras sus ciudadanos tenían una protección social única en el mundo? ¿Cómo pueden perdurar sistemas altamente desiguales y corruptos en África y caer, sin apenas resistencia, un país que había pasado del semifeudalismo a tener la cuarta parte de los científicos mundiales en apenas 50 años? 

24 años después de la caída de la URSS, en 1991, persiste el debate sobre las causas del hundimiento del primer estado que intentó construir el socialismo. La versión oficial habla de un sistema incapaz de satisfacer las necesidades de consumo de su población, que se agolpaba en interminables colas en los supermercados, con un estado burocrático e ineficiente, poco democrático. Quienes nacieron tras la caída de la URSS y los países del este se imaginan grandes manifestaciones que acabaron con un régimen odiado por su población… ¿Qué otra cosa si no hace caer los gobiernos? Sin embargo, en 1991 tiene lugar un referéndum masivo en las repúblicas de la URSS, con una pregunta ¿Quieres que siga existiendo la URSS?. El voto afirmativo superó el 70% en casi todos los estados, y en los centroasiáticos el 90%.

El libro “El socialismo Traicionado”,[i] del historiador Roger Keeran, de la Universidad Princeton de Nueva York, y del economista Thomas Kenny, es fruto de un arduo trabajo de investigación de más de 4 años. Un libro de lectura amena, y que tras acabarlo, deja la sensación de ser, sencillamente, otra lectura imprescindible.

¿Un mundo gris?

La planificación económica permitió que en un país destrozado, el sector industrial pasase de 1928 a 1940 del 28% al 45% de la economía, con un crecimiento anual económico del 11%. Esa base permitió que la joven URSS aniquilase a más de 2/3 del ejército Nazi apenas 23 años tras el inicio de la revolución.

En la URSS los ciudadanos apenas conocían la inflación – aumento de precios-, el desempleo, la pobreza extrema o la discriminación racial. En 50 años Rusia pasó de ser un país atrasado, que a modo de comparación apenas llegaba al 12% de la producción de EEUU, a tener una producción industrial y agraria del 80 y 85% de las de EEUU, respectivamente. Aunque el consumo por habitante era menor que el estadounidense medio, ninguna nación en la historia había aumentado a tanta gente su calidad de vida tan rápido.

El trabajo estaba garantizado por el Estado, la educación era gratuita, los estudiantes universitarios recibían un salario, la URSS contaba con el doble de médicos per cápita que EEUU… En los años 60, apenas 15 años tras la 2º guerra mundial, que acabo con más de 20 millones de vidas de soviéticos, los trabajadores tenían 21 días festivos al año. El desempleo o el analfabetismo eran desconocidas en la Unión Soviética.

Los sindicatos podían prohibir despidos y destituir directivos. El estado regulaba todos los precios y subvencionaba los alimentos básicos, la vivienda, los libros, los periódicos y los acontecimientos culturales. A su vez, el estado aumentaba el precio de los productos de lujo por encima de su valor, para subvencionar a los anteriores. El alquiler apenas representaba un 2-3% del presupuesto familiar, y el agua y los servicios públicos un 4-5%.

Pero la URSS estaba lejos del igualitarismo extremo que dibujan en occidente, con todo el mundo viviendo y vistiendo igual. Quienes más cobraban eran los artistas, escritores, profesores, gerentes y científicos, unas 10 veces más que los obreros. Los directivos de empresa no ganaban más de 4 veces el salario de los obreros. Mientras, en EEUU, los directivos ganaban 480 veces más que los obreros medios.

La semana laboral era de 40 horas, y de 35 para los trabajos más duros. El derecho al voto universal y al aborto eran legales cuando en la gran mayoría de Europa las mujeres aún no tenían esos derechos. También existía un sistema universal de pensiones, pionero en el mundo en la época.

Los increíbles éxitos del socialismo pueden confirmarse de otra manera: 7 años después de la caída de la URSS la economía se había hundido a la mitad. Rusia produce ¼ parte de la carne o leche de antaño y los salarios descendieron a menos de la mitad. El tifus, la tuberculosis y la fiebre tifoidea alcanzaron proporciones nunca antes vistas. La esperanza de vida se hundió a 70 años, igual que en el siglo 19.

¿Un paraíso en la Tierra?

La URSS, aun con sus enormes ventajas, conocía problemas serios. El contexto no pudo ser más hostil. Destrozada por la I Guerra Mundial, que llevaría al triunfo de la revolución, la Rusia soviética fue cercada por las potencias extranjeras y sometida a una guerra civil en los años 1920. En los años 1930 el campo conoce hambrunas ocasionadas por la negativa de los campesinos ricos a vender el excedente al estado soviético, prefiriendo quemar cosechas y asesinar ganado. Menos de 10 años después, invadida por la Alemania Nazi en la Segunda Guerra Mundial, más de 20 millones de soviéticos murieron y 40 millones fueron lesionados y mutilados.

Pero las respuestas de la dirección soviética no siempre fueron ecuánimes. Para boicotear el nacionalismo de elementos reaccionarios de la periferia en la Guerra Mundial, Stalin reubicó poblaciones enteras. En la lucha interna partidaria miles de cuadros comunistas fueron injustamente condenados y asesinados.

La economía soviética, tampoco era un paraíso. La centralización económica había permitido un crecimiento increíble del país. Pero a medida que la economía crecía, también lo hacían los problemas de la planificación, que aumentaba en complejidad. La ausencia de iniciativa, la burocracia, la falta de introducción de la computación en el proceso productivo, la escasa interacción con los consumidores… eran problemas cronificados en la economía soviética. “La sobrecentralización malbarataba recursos, producía cuellos de botella en suministros, premiaba el cumplimiento puramente cuantitativo del plan y a las empresas no productivas”, escriben los autores.

Andropov intentó optimizar la planificación durante los escasos años que su salud le permitió estar al frente del PCUS. “Reconocía que los métodos de planificación y de gestión vigentes socavaban la eficiencia y la introducción de ordenadores, robots y tecnología flexible, ya que la adopción de nuevos métodos de producción podían retrasar el cumplimiento del plan industrial”. De una manera mesurada y centralizada, quiso dar mayor autonomía a las empresas y granjas estatales para que “los que se arriesgan a introducir nuevas tecnologías no se encuentren en desventaja”. Para intentar hacer frente al despilfarro de recursos energéticos y a la escasa cantidad y calidad de bienes de consumo, así como de algunos alimentos Andropov quería enfrentar la “incapacidad de utilizar los descubrimientos de la ciencia y tecnología (…) debidos a una planificación que ponía demasiado énfasis en conseguir objetivos cuantitativos de producción debido a que mejorar los productos y los métodos de producción podía reducir temporalmente o hacer más lenta la producción, era un freno intrínseco a la innovación.”

En la URSS también exstía la corrupción y el arribismo. En Uzbekistan, el líder del Partido tenía a 14 parientes trabajando en la estructura partidaria, y los sobornos y la arbitrariedad eran la norma. El ambiente excesivamente formalista de las reuniones contrastaba con los intensos debates ideológicos de las primeras décadas. En el ámbito laboral existía una falta de disciplina laboral, y el consumo elevado de alcohol hacía perder cientos de miles de horas anuales de trabajo.

Dos líneas en el seno del PCUS

“El tipo de reformismo de Gorvachov tomó por sorpresa buena parte del mundo occidental. Pero en realidad Gorbachov forma parte de una tradición reformista casi tan vieja como el mismo partido. Nicolai Bujarin, uno de los camaradas más cercanos a Lenin, fue padrino de este grupo”.

Washington Post

La tesis fundamental de los autores, es que en el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), existía un debate desde sus mismos inicios entre 2 líneas políticas: una que minusvaloraba la lucha de clases en el socialismo, y otra que reconocía que seguía operando. La primera, representada por Bujarin, se mostraba a favor de mantener la propiedad privada, los mercados competitivos y los incentivos de lucro. La otra, representada por Lenin y Stalin, entendía que mientras existiesen empresas privadas en el socialismo existirían intereses opuestos entre los trabajadores y la clase burguesa, entre la economía estatal y los intereses privados. Eso no significa que Lenin negase el papel del mercado en el socialismo: la NEP, la Nueva Política Económica, fue la respuesta a la Guerra Civil que devastó al país tras el triunfo de la revolución,entre 1918 y 1921, en la que 22 naciones, incluyendo la lejana Australia, cercaron y mandaron tropas a combatir al Ejército Rojo. Ante una industria destruida, una base débil de implantación en el campo, y unas ciudades famélicas, Lenin permite a los campesinos vender los excedentes de su cosecha en el libre comercio y empresas privadas. Para Lenin la NEP era una solución temporal para aumentar la producción, a la vez que un peligro. Era, según su punto de vista, un retroceso necesario pero temporal. Bujarin, junto a Trotski y otros dirigentes, optaban por aumentar y profundizar la NEP. No lo veían como una concesión temporal, si no a largo plazo.

La línea de Bujarin, sería defendida posteriormente, con mayor o menor intensidad por Krushov y Gorvachov. La postura política de estos dirigentes, tenía un respaldo real: los intereses del sector de la población que se enriquecía con la parte privada de la economía. En un primer momento, era el campesinado, que ocupaba el 80% de la población. Sin embargo, en los años 60 los campesinos solo representaban el 20% de la población, y muchos de ellos eran trabajadores de las granjas estatales o colectivas. Pero a esas alturas, los pequeños y medianos empresarios surgidos al calor de la NEP y posteriormente de la economía privada legal o ilegal, ya ocupaban el 30% de la actividad económica.

En 1953 Krushov llega al frente del PCUS y del Estado Soviético. Jrushov “creía en un camino rápido y fácil hacia el comunismo (…),quería incorporar al socialismo mecanismos de mercado, descentralización, una cierta producción privada, una gran dependencia de los fertilizantes y el cultivo de maíz y un aumento de la inversión en bienes de consumo (…) Hacía énfasis en que la URSS compitiese con los EEUU (..) respecto a los bienes de consumo, una carrera que la URSS no podía y seguramente no debía ganar”. Bajo su dirección se descentraliza gran parte de la economía, se cierran las estaciones de tractores estatales que alimentaban de tecnología a las granjas, se imitan los métodos agrarios americanos, se promueve la carrera del consumo y se minimiza la importancia de la lucha de ideas. Hasta tal punto que “en un momento tan temprano como 1953 la influencia occidental empezó a penetrar en muchas áreas de la economía”.

Junto a las medidas que debilitaban la planificación, Krushov debilita el aparato político. Recluta masivamente militantes para el PCUS. Divide al Partido en 2 secciones: la agraria y la industrial. Aunque tras su muerte estos cambios serían rectificados por Bresnev, éste iniciaría una igualación de salarios que dañaba a la productividad. La visión de los dirigentes soviéticos del tránsito rápido hacia el comunismo, les hizo abandonar el punto de vista de Marx, según el cual en el socialismo se remuneraría “de cada quien según sus capacidades, a cada quien según su trabajo”.

Guiados por la teoría de que en la URSS existía un gobierno “de todo el pueblo”, en la composición del PCUS pasa a perder relevancia. El numero de trabajadores disminuye drásticamente. En 1980, los intelectuales y profesiones liberales y administradores, representaban la mitad de los miembros del PCUS y una proporción todavía mayor de los líderes.

La segunda economía

“La economía sumergida de la URSS y las partes restantes de ese mundo subterráneo –la apropiación indebida, la corrupción, el crimen organizado – contribuyeron finalmente al colapso del sistema. En su punto culminante se había sobornado a una buena parte del aparato formal del poder y control dentro de la jerarquía partido-estado y se habían interrumpido o empobrecido sus líneas verticales de comunicación y autoridad. Las lealtades y los intereses privados de la nomenklatura se orientaron hacia las fuentes nuevas y no oficiales de riqueza y poder”

Gregory Grossman

No hay nada más alejado de la URSS que imaginarse un estado “monolítico” en el que los debates ideológicos estaban ausentes. Los defensores del libre mercado, en la URSS, “encajaban con la tendencia socialdemócrata que existía desde hacía tiempo”. Tendrían que pasar 3 décadas de intenso debate en el PCUS, para que este ala socialdemócrata, con Gorvachov, desencadene en apenas unos años el colapso del sistema socialista.

Estas ideas liberales, no vivían por encima de la realidad. Se alimentaban de ella, de las clases y grupos sociales interesados en ampliar el mercado privado, la acumulación privada de riqueza y la extracción de plusvalía de los trabajadores. Y esa parte de la economía no estatal, pública o cooperativa, se conoce como “segunda economía” por los estudiosos de la URSS. Una parte era legal, ya que siempre existió un papel legal de la economía privada, y otra ilegal, en el mercado negro, nutriéndose de los déficits de la economía estatal. Con Krushov y Bresnev, esta parte de la economía tiene un auge exponencial. Con Gorvachov se legaliza y amplia masivamente.

La segunda economía, según los autores, promovió la corrupción y criminalidad, así como las ideas que justificaban un mayor papel de la empresa privada. Los valores que promovían, de egoísmo e individualismo, estaban en lucha con los valores socialistas de solidaridad y altruismo.

En una primera época esta “segunda economía” estaba representada por los “hombres de la NEP”. Los nuevos ricos surgidos al calor de la economía privada campesina e industrial en la época de Lenin. A medida que se industrializa el campo, millones de campesinos agrarios pasan a formar parte de las granjas estatales o colectivas. La guerra civil en el campo, desencadenada por la resistencia de los campesinos ricos, y el auge de las agricultura industrializada estatal, disminuyen la influencia de estos hombres de la NEP y campesinos ricos (kulaks).

“El sector socializado, recuerdan los autores, no podía asumir de manera relista la responsabilidad de cada reparación, servicio y pequeño intercambio de bienes, y la actividad económica privada se daba en todos los países socialistas. Si se mantenía dentro de unos limites, tenía una posición natural y no suponía ninguna amenaza. Este era el caso de la URSS. Entre 1959 y 1985 el tamaño de la actividad económica legal privada decreció en relación al sector socializado. Con la actividad ilegal, sucedió justo lo contrario”. Los autores destacan que en el caso particular de la URSS existía un motivo real para que el sector estatal fuese incapaz de satisfacer las necesidades de toda la producción de productos de consumo: el hecho de construir un sistema socialista en un país en vías de desarrollo (la Rusia Zarista). Éste hecho obligaba al estado a invertir enormes cantidades de dinero en industria y actualizar el modelo económico agrario, sustrayendo los recursos necesarios para la inversión en bienes de consumo. Esta escasez de productos de consumo, ocasionaba cupones de racionamiento y colas. La alternativa a este sistema para distribuirlos equitativamente, era que solo accediesen a ellos quienes tenían más dinero. Pero también generaba su contrario: el mercado negro.

La ley soviética permitía una cantidad importante de trabajo con beneficios privados, aunque con unos límites no muy claros. En las granjas cooperativas, se permitía la agricultura con ánimo de lucro en parcelas privadas, cuyos productos se vendían en los llamados mercados de las granjas colectivas. En 1974, según estimaciones “las parcelas privadas abarcaban casi 1/3 de todas las horas dedicadas a la agricultura, y casi 1/10 parte del total de horas-persona del conjunto de la economía”. “Aunque era legal, este cultivo y la venta de sus productos invitaba a los abusos ilegales, como la desviación de propiedad socializada (semillas, fertilizantes, agua, maquinaria…) para su uso en parcelas privadas y comercializar los productos resultantes”.

“Los médicos, dentistas, maestros y tutores podían vender legalmente sus servicios. Los artesanos podían hacer reparaciones en las casas en zonas rurales. La ley también permitía la venta de artículos personales usados”. La venta clandestina de material de las tiendas estatales era en las últimas décadas algo habitual, así como el mercadeo ilegal de gasolina de los vehículos estatales, la alteración de cifras de pérdidas por encargados, las reparaciones… Al calor de estos nichos de economía privada, muchos de ellos paralegales, una pequeña cantidad de personas y clanes llegaron a amasar enormes fortunas, “invertían capital, organizaban la producción a gran escala, contrataban y explotaban trabajadores y vendían sus mercancías en el mercado negro”.

El economista Gregory Grosman estimaba que esta actividad representaba el 10% del PIB en 1977. Con las reformas de Krushov, Breshnev y posteriormente Gorvachov, la parte de la segunda economía en el total aumentaba proporcionalmente: “los ingresos nacionales oficiales y el valor de los bienes al por menor y los servicio habían aumentado 4 o 5 veces entre principios de 1960 y finales de 1980, mientras que la segunda economía había aumentado 18 veces.” La población urbana obtenía entre el 16 y el 30% de los ingresos de formas no oficiales (de actividad privada legal o ilegal). Y esta proporción era notablemente más elevada en los países de Asia central (Uzbekistán, Kazajstan, Armenia…), representando hasta el 40-50% de sus economía en la década de 1980.

“El número de personas que participaban en sectores ilegales de la segunda economía creció de menos de 8 millones de personas a principios de 1960 hasta 30 millones (aproximadamente un 12% de la población) en 1989.” Los autores recuerdan que no solo las reformas que debilitaban el sector estatal eran las responsables. Había una dejadez voluntaria a la hora de enfrentar los robos de material estatal o la acaparación ilegal de riquezas: a principios de 1980, los crímenes especulativos representaban sólo el 2% de las denuncias. “Según una estimación, la cantidad real de especulación era 100 veces mayor”.

A nivel económico “el coste más importante fue que la segunda economía dañó la primera. Si bien la segunda economía satisfacía algunos deseos de consumo y disminuía un poco el descontento, al mismo tiempo estimulaba estos deseos y aumentaba el descontento (…). Además cuanto más crecía la economía ilegal, más interfería con el funcionamiento de la economía legítima (…) dado que suponía robar tiempo y materiales del sector socialista, provocando una caída en la eficiencia del socialismo”.

Pero tal vez el efecto más dañino fue el político e ideológico: los hurtos, robos sobornos, favores, la desigualdad…promovían el desánimo. La corrupción de los cuadros y funcionarios, necesaria para mantener las redes clientelares de esta economía ilegal, crecieron exponencialmente. “A los niveles más altos producía escándalos como el del llamado fraude del algodón de los años 1970-1980, en el que altos cargos del Partido y el gobierno de Uzbekistán y otros sitios “hincharon con atrevimiento y habilidad” la cantidad de algodón recolectado para ganar miles de millones de rublos. Para ello “se compraron a miles de personas”, entre ellas al yerno de Breshnev”.

Con Krushov la preocupación por la lucha en el seno de la sociedad soviética entre lo nuevo y lo viejo pierde relevancia. El PCUS, de aspirar a ser el “Partido de los trabajadores” pasa a representar los intereses “del pueblo”. La llegada del comunismo se ve como cosa de décadas. Se resta importancia a la lucha ideológica. Pero, estas declaraciones, estaban en total oposición a la realidad: los intereses de los trabajadores y del conjunto del pueblo de mantener una economía pública y social eficiente y planificada, se oponía a la de los empresarios nacientes y los viejos grupos sociales, que mantenían la esperanza de volver a vivir holgadamente como con los zares, y que estaban interesados en ampliar el papel de la economía privada y acabar con el socialismo.


Gorvachov: desmontar desde arriba el sistema socialista 

La llegada a la dirección del PCUS de Gorvachov, supuso un gran cambio en las políticas económicas y sociales. “El curso que siguió Gorvachov después de 1986 tenía su origen directamente en la segunda economía en dos aspectos. Primero, por todas las razones antes mencionadas, la segunda economía había creado y alimentado un gran cinismo sobre la eficiencia del socialismo, la efectividad de la planificación y la integridad del Partido Comunista. Gorvachov se aprovechó cada vez más de este cinismo, avivándolo hasta que quedó fuera de control. En segundo lugar, con la creación de una pequeña burguesía emergente, la segunda economía había dado lugar a un estrato de población dentro del socialismo cuyos intereses personales quedaban fuera del socialismo. Este estrato proporcionó una capa de apoyo a las políticas favorables al mercado y a la propiedad privada de Gorvachov”.

En 1981 comienzan a surgir un gran número de asociaciones abiertamente liberales. La organización En Defensa de la Libertad Económica, puso en marcha una campaña abierta para legalizar la segunda economía. La influencia ideológica de la segunda economía llegó a los más altos niveles como el Instituto Económico de Investigación y Ciencia del Gosplán.

Sin embargo, los trabajadores soviéticos no estaban mayoritariamente dispuestos a acabar con el socialismo. En 1990, apenas un año antes de la caída de la URSS, solo el 4% de los soviéticos deseaba acabar con el control de los precios por parte del estado y solo un 18% estaba a favor de promover la propiedad privada. Aunque el nivel de vida soviético era 1/3 o 1/5 del americano (pero mucho mejor que el de la inmensa mayoría del planeta), eran conscientes de las ventajas del socialismo: más seguridad, menos crimen, mayor nivel cultural, servicios públicos gratuitos, empleo y formación asegurada…

En los años 1980 se añadían otros cuantos problemas. El apoyo de EEUU a los talibanes en Afganistán para acabar con un gobierno progresista y las sanciones a Polonia, conllevaban un gasto enorme a la URSS en solidaridad. La bajada del precio del petróleo, principal baza exportadora de la URSS, el embargo de maquinaria y gas y petróleo a la URSS por Reagan en 1981 y la venta intencionada de chips americanos con mal funcionamiento lastraban la economía soviética. Por no hablar de la demencial carrera armamentística que la URSS seguía tras los americanos, desviando enormes recursos de la economía.

En ese contexto llega Gorvachov al poder. Para consolidar su mandato, remplaza a más del 50% de los miembros y candidatos al Polituró. Sustituye a 14 de 23 jefes de departamento del Comité Central. Al poco de llegar, lanza en el presídium 2 ideas fuerza: la glasnost (apertura) y la perestroika (restructuración). Los autores, defienden que Gorvachov no aspiraba a implantar de nuevo el capitalismo, algo que sin embargo hizo en la práctica, ya que “le faltaban la fuerza y objetivos claros para enfrentarse a los intereses desatados por el proceso de reforma”. Rodeado de asesores liberales y socialdemócratas, influido por el eurocomunismo italiano y por dirigentes como Felipe González, Gorvachov llegó a creer posible emular en la URSS los modelos de sociedad de los países nórdicos. Sin darse cuenta que el modelo nórdico había nacido justamente por el miedo de los grandes propietarios a raíz de la existencia de la URSS.

Glasnost: entregar los medios a los liberales

“En 1985 los medios soviéticos ya exigían acabar los abusos del partido. La prensa clamaba contra la corrupción, el favoritismo, el clientelismo, el nepotismo, la protección de los aduladores por cargos superiores, el formalismo, la complacencia…”. Los autores señalan que ya existían campañas para reformar el socialismo antes de la llegada de Gorvachov. La táctica de éste, es recoger esta esperanza de los ciudadanos mientras impone una agenda liberal.

La Glasnost, que supuestamente iba a corregir los déficits democráticos de la URSS, en realidad, supuso un aumento de la influencia de las ideas reaccionarias y abiertamente procapitalistas en la URSS. Radio libertad, creada y dirigida por la CIA, dirigía una campaña ideológica contra el socialismo, fomentando el nacionalismo, difundiendo rumores infundados contra dirigentes del Partido y promoviendo una estudiada campaña de marketing sobre las sociedades “de consumo” capitalistas. Con la desaparición de las interferencias gracias a la Glasnost, logró 22 millones de oyentes soviéticos al mes.

Cuando el periódico Sovietskaya Rossiya criticó al dirigente del Partido en Moscú Vikoto Grishin, Gorvachov lo sustituyó por Boris Yelstin. Los medios de comunicación, en manos liberales, iniciaron una campaña contra la historia del Partido. El principal asesor de Gorvachov, Yaklovlev, un socialdemócrata, dirigía el proceso.

Conscientes del prestigio del socialismo, los medios calificaban a quienes querían conservar el Partido y el socialismo de conservadores, y a quienes defendían las medidas que favorecían la restauración de capitalismo como demócratas. Los mismos términos que se usaban en occidente.

Y al igual que en los países occidentales, las privatizaciones, la disminución del papel del estado y las políticas de derechas eran fuertemente promovidas desde los medios, atacando a sus críticos y embelleciendo sus consecuencias.

Mientras el Politburo debatía unas propuesta del equipo de Gorvachov consistente en cancelar el 50% de las adquisiciones estatales y forzar a las empresas a vender el resto de su producción del mercado, los medios desataron una campaña histérica contra quienes se oponían a la propuesta con advertencias sobre “el conservadurismo la desaceleración y el retorno del estancamiento.”

Perestroika: disminuir el papel del Estado, aumentar el poder del mercado 

Gregory Grossman, el estudioso más destacado de la economía soviética, define tres medidas estrella de Gorvachov. La primera era la mayor capacidad de las empresas estatales para invertir en el extranjero, que se convirtió “en una cornucopia en la que miles de millones de dólares de capital recientemente privatizado se escapaban en grandes cantidades al extranjero”. La legalización de empresas privadas (formalmente llamadas “cooperativas de producción”), “se convirtieron en una entidad legal dedicada a sustraer activos y beneficios del sector estatal a una escala enorme”. Según Stephen Handelman, “el 60% de las cooperativas estaban dirigidas por antiguos criminales o criminales en activo”. La ampliación de las actividades privadas protegidas por la ley “fue más útil para proteger la expansión de la actividad privada ilícita (“sumergida”) que para estimular la actividad legal a pequeña escala”.

Las empresas privadas (cooperativas) estaban menos reguladas y pagaban menos impuestos que el sector estatal. El arrendamiento de la propiedad industrial estatal a las cooperativas se convirtió en una manera de privatizar los activos.

Los autores concluyen que “estos cambios aumentaron amenazadoramente la capa de pequeño burgueses de la segunda economía, Y provocaron que en secciones del sector estatal y del partido surgieran intereses personales en la empresa privada. De manera consciente o inconsciente, Gorvachov estaba ampliando la base para realizar más políticas de orientación capitalista.”

Estas medidas hundieron la economía en el caos y en 1988 era notoria la escasez de bienes de consumo. Por primera vez desde la II Guerra mundial, apareció la inflación. Los precios aumentaban un 20% anual.

Debilitar el PCUS y deshacer el estado soviético

En la 19ª conferencia del partido Gorvachov reduce dramáticamente el papel del PCUS, y lo convierte en un partido parlamentario. Remplaza al secretariado por Comisiones. Prohibe a los ministerios de planificación emitir órdenes y su nuevo papel pasa a ser desarrollar la “autonomía empresarial.”

En dicha conferencia se emite igualmente una directiva que obligaba la separación de los órganos del Partido, los órganos del Soviet y la gestión económica. Se suprimieron 1.064 departamentos del PCUS, 465 sectores de los comités centrales de la República, comités del partido de distrito y regionales. Se cerraronel 44% de los departamentos. Se despidieron a 900.000 personas en el aparato. ”Entonces Gorbachov propuso eliminar por completo los departamentos económico y gubernamental. “Conservaremos el departamento socioeconómico como un cuerpo teórico”, meditaba Gorvachov.”

“Los funcionarios económicos de Gorbachov,” explican los autores, “convirtieron la organización de las juventudes comunistas, el Konsomol, con 15 millones de miembros, en un campo de entrenamiento para jóvenes emprendedores. Utilizando los recursos del Konsomol, los jóvenes capitalistas soviéticos crearon los primeros bancos comerciales y las primeras bolsas de valores.”

En 1990 en la conferencia del PCUS de Moscú sólo el 7,2% los delegados eran trabajadores y ni un solo obrero industrial fue enviado como delegado al Congreso Nacional. En ese año, “el debate no se centraban en si era deseable una economía de mercado. Sino qué tipo de economía mercado se quería. (…) las plataformas, seminarios y clubes dentro del Partido minaban su autoridad.”

Mientras, la decisión de la URSS de acabar con las subvenciones en petróleo gas y materias primas a las repúblicas soviéticas significó una terapia de choque para los estados del este, que tuvieron que endeudarse los mercados occidentales. “Al debilitar la autoridad económica del Centro en Moscú, los intercambios entre las Repúblicas – de la URSS- reemplazaron a la planificación. La disfunción económica y la incertidumbre aumentaron fuegos separatistas”. Tras una actitud represiva inicial, Gorvachov pasa al extremo contrario, ignorando los nacionalismos crecientes en las repúblicas soviéticas.

La desvinculación del partido de la economía fue desastrosa. El mercado negro y la mafia rusa crecieron dramáticamente. Las medidas de Gorbachov fortalecieron a los elementos corruptos del partido. “Los irreflexivos recortes en las compras por parte del estado perjudicarlo especialmente a la industria minera.Las minas tenían que comprar suministros a precio mercado pero sólo podían vender a precios fijados por el gobierno.” Algunos trabajadores, desorientados por las desastrosas medidas del partido y por las campañas abiertamente derechistas de la prensa, atribuían al estado el caos y veían en mercado la solución. Las fuerzas liberales más abiertamente golpistas, con Yelstin a la cabeza, lograron que las movilizaciones recogiesen su agenda procapitalista. “En 1989 y 1991 sendas huelgas mineras hicieron tambalear el régimen. El gobierno se endeudó profundamente con los bancos occidentales. A medida que una tras otra repúblicas de la unión se reclaman soberanas y se separaron, el Estado unitario se deshacía”.

El 17 de marzo de 1991 tiene lugar un referéndum no vinculante en todas las repúblicas exceptuando los estados bálticos, Armenia, Georgia y Moldavia. Un 76% de la población se mostró a favor de mantener la Unión. Pero el referéndum sobre la continuación de la URSS, no dejaba de ser una votación prescindible para las fuerzas golpistas de Yelstin, fortalecidas en los últimos años.

Una vez deshecho el PCUS, tomados los medios, creada una crisis económica, la restauración del sistema capitalista por las nuevas mafias nutridas a raíz de las privatizaciones y la disolución de la URSS, era cuestión de tiempo.

El debate sobre el mercado en el socialismo

El libro aborda, en el último capítulo, un interesante debate sobre el papel del mercado en el socialismo. Aunque en este apartado, y en otros asuntos como la guerra de Afganistán, la posición de los autores sea debatible, hay valiosas reflexiones.

En 1920, ante un estado de absoluta desolación tras la I Guerra Mundial, la guerra civil, y en un país esencialmente campesino, Lenin esboza la Nueva Política Económica (NEP). Con las industrias paralizadas y las ciudades pasando hambre, Lenin establece que para aumentar la producción es necesario dejar hacer al mercado libre, incentivando a los campesinos a producir para vender. “No es posible”, dice Lenin, “retener el poder proletario en un país increíblemente arruinado, con un gigantesco predominio de los campesinos, igualmente arruinados, sin ayuda del capital, por la que, lógicamente, cobrará intereses desorbitados. Esto hay que comprenderlo. De ahí que el dilema sea: o relaciones económicas de este tipo o nada.”[ii] Criticando al sector del Partido que se opone a la NEP, Lenin expone la situación: “Las sociedades mixtas que hemos comenzado a crear, en las que participan capitalistas privados - rusos y extranjeros- y comunistas, constituyen una de las formas en que se puede organizar con acierto la emulación, demostrar que nosotros sabemos establecer la alianza con la economía campesina no peor que los capitalistas, que podemos satisfacer sus necesidades, que podemos ayudar al campesino a avanzar en el estado en que se encuentra ahora, con toda su ignorancia, ya que no es posible reformarlo en un corto plazo, y aprenderlo todo esto.” La realidad imponía la necesidad de que los comunistas"aprendendan de los especialistas burgueses" para "dirigir la economía por donde ellos (los comunistas, Ndt) quieran".

Sin embargo, Lenin advierte de permanecer vigilantes ante las consecuencias de la economía de mercado : “La libertad de comercio es el capitalismo y el capitalismo es la especulación: es ridículo cerrar los ojos ante este hecho. ¿Cómo proceder, entonces? ¿Declarar impune la especulación? No. Es necesario revisar y reformar todas las leyes sobre la especulación, declarando punible (persiguiendo, de hecho, con un rigor tres veces mayor que antes) todo desfalco y toda acción de esquivar, directa o indirectamente, abierta o encubiertamente, el control, la vigilancia y el registro estatal.” Y ante todo, Lenin es plenamente consciente de que esta política es un retroceso temporal, que debe ser superado fortaleciendo progresivamente el papel del estado y del socialismo. “No cabe duda que en un país donde la inmensa mayoría de la población está formada de pequeños productores agrícolas, sólo es posible llevar a cabo la revolución socialista a través de toda una serie de medidas transitorias especiales que serían completamente innecesarias en países de capitalismo desarrollado, donde los obreros asalariados de la industria y la agricultura constituyen una mayoría aplastante. En los países de capitalismo desarrollado existe una clase de obreros asalariados agrícolas, formada a lo largo de decenios. Sólo esta clase puede ser, social, económica y políticamente, la base de apoyo para la transición directa al socialismo. Sólo en países donde esta clase se halla desarrollada en grado suficiente, el paso directo del capitalismo al socialismo es posible y no requiere medidas especiales de carácter transitorio en escala de todo el Estado” “Puesto que no tenemos aún fuerzas para realizar el paso directo de la pequeña producción al socialismo, por tanto, el capitalismo es, en cierta medida, inevitable, como producto espontáneo de la pequeña producción y del intercambio, y por tanto debemos aprovechar el capitalismo (dirigiéndolo especialmente por el cauce del capitalismo de Estado) como grado intermedio entre la pequeña producción y el socialismo, como recurso, camino, procedimiento o método de aumentarlas fuerzas productivas.” Y además, Lenin destacaba que "concedemos solo una pequeña parte de los medios de producción, que nuestro Estado mantiene casi íntegramente en sus manos".

Como muestran las experiencias de los países socialistas actuales como China, Vietnam, Cuba... la situación concreta determina en qué grado el mercado y la inversión privada siguen siendo necesarias en los países en desarrollo que construyen el socialismo. Las consecuencias del mercado, como desigualdad, la explotación, la corrupción y las mafias, el individualismo, las crisis… son más que evidentes para los trabajadores de los países avanzados capitalistas. Y sus consecuencias son igualmente reales en países socialistas como China.

En todo caso, lejos estaba la URSS de 1980 de la situación que exponía Lenin en 1920. La tesis de los autores, es que el socialismo colapsó por la cima, por la claudicación ideológica de los dirigentes socialdemócratas, como Gorvachov, que dirigían las riendas del PCUS. El debilitamiento del control sobre la economía, las ideas socialdemócratas sobre la lucha de clases en el capitalismo y el desmembramiento del Partido, explican cómo fue posible que el socialismo, gozando de una opinión mayoritariamente favorable entre la población, pudiese “destruirse desde arriba”.

A. M.