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martes, 16 de mayo de 2017

Un cambio de signo en la dependencia cubana al precio del petróleo

Por: Pavel Vidal Alejandro (https://cubaposible.com)


Extractores de petróleo en la costa norte de la provincia de Matanzas, Cuba / CC BY-NC-ND 2.0

En los últimos tres años gran parte de las economías latinoamericanas vienen sufriendo el ciclo “bajista” de los precios internacionales de las materias primas. Ha decaído dramáticamente el valor de sus exportaciones, de los ingresos fiscales y de los flujos de inversión extranjera que venían atados al boom de las materias primas. Las monedas latinoamericanas se han depreciado enormemente, la inflación se ha salido de las metas de los bancos centrales y los desbalances fiscales y de la cuenta corriente han tomado valores preocupantes. Afortunadamente, las tendencias parece que comienzan a cambiar de dirección y las acciones de política económica que se han desplegado ofrecen ya sus resultados, al menos, en una parte importante de las economías del continente. 

En principio, la estructura de la canasta exportadora cubana, dominada por los servicios turísticos, los servicios médicos y otros servicios profesionales, reflejarían una situación privilegiada en América Latina, pues se trataría de una economía que está menos expuesta a los vaivenes internacionales de los precios de las materias primas. Los tradicionales commodities cubanos, como el azúcar y el níquel, tienen hoy un peso mucho menos importante dentro de los ingresos externos que en décadas anteriores. 

Las estadísticas de la Oficina nacional de Estadísticas e Información (ONEI) para 2015 mostraban que, sobre el total de exportaciones cubanas, los servicios turísticos representaban el 19 por ciento y los servicios médicos y profesionales el 57 por ciento. Mientras que el azúcar y el níquel solo constituían el 2,9 y 3,5 por ciento, respectivamente. Sin embargo, la simple estructura de la canasta exportadora cubana no refleja la verdadera vulnerabilidad de la economía a los ciclos de los precios internacionales de las materias primas, en especial, al petróleo. 

La economía cubana, sin ser un país petrolero, se ha vuelto altamente vulnerable a los cambios en los precios internacionales de dicho commodity, debido a su estrecha relación con Venezuela y a los acuerdos especiales que sostiene con dicho país. 

Actualmente los intercambios comerciales con Venezuela representan, aproximadamente, el 12 por ciento del PIB cubano (medido a precios constantes). Para el período 2005-2016, la correlación entre el crecimiento del PIB de Cuba y Venezuela fue de 81 por ciento. Las etapas de aceleración y la desaceleración en ambas economías muestran cierta coincidencia. Dada la importancia de los vínculos económicos y financieros entre ambos países, se produce también una cierta conexión entre la trayectoria del PIB cubano y el precio del petróleo. La correlación más alta entre la tasa de crecimiento del PIB cubano y los cambios en el precio del petróleo se evidencia en el período que va desde 2008 (año en que comienza a operar la refinería de Cienfuegos) y el año 2014, con un valor de 71 por ciento. 

En 2015, la correlación con el PIB de Venezuela y con el precio del petróleo disminuye, debido a que Cuba logró crecer un 4 por ciento a pesar de la recesión venezolana y la caída del precio del crudo. Ciertamente, los acuerdos entre ambos países mostraron resiliencia, debido a que el gobierno venezolano se ha esforzado por dar prioridad y preservar sus compromisos con La Habana, lo que ha evitado una mayor caída del PIB cubano.

Sin embargo, en 2016, sí que comienza a notarse una afectación entre los flujos entre ambos países; como resultado, la economía cubana cae también en recesión. El PIB disminuyó un 0,9 por ciento, se endurecieron las restricciones de balanza de pagos, y ello tuvo un reflejo en la incapacidad del país para sostener sus compromisos financieros internacionales. 

El canal de las exportaciones 

El aumento de la correlación entre el PIB cubano y el precio del petróleo se explica porque dos de las principales fuentes de ingresos en divisas tienen una alta dependencia directa o indirecta al precio de dicho commodity: la exportación de petróleo y derivados, y la exportación de servicios médicos y otros servicios profesionales. 

Cuba recibe petróleo venezolano para el funcionamiento de la refinería de Cienfuegos, una empresa mixta venezolano-cubana inaugurada en 2008 que produce derivados del petróleo, a partir de la importación de crudo venezolano, para cubrir la demanda interna y para la exportación. Las ventas externas petroleras equivalían, en 2015, al 35 por ciento del valor de las exportaciones de bienes y al 7,7 por ciento del valor de las exportaciones totales de bienes y servicios. Cuba también se beneficia debido a que recibe crudo venezolano a precios y condiciones de pago favorables, lo que le ayuda a ahorrar divisas al no tener que recurrir a compras en los mercados internacionales a precios corrientes. La correlación entre el precio internacional del petróleo y el valor de las exportaciones de crudo y derivados cubanos es del 78 por ciento en el período 2008-2016 (ver gráfico 1). 


Los datos que han salido a relucir en los medios de prensa, dan cuenta que, en el primer semestre de 2016, hubo una disminución en los envíos de petróleo venezolano, de 100,000 barriles por día a 80,000 barriles. Pero durante el segundo semestre, las estimaciones disponibles muestran una reducción de los suministros a sólo 55,000 barriles por día. En 2016 la refinería de Cienfuegos prácticamente llegó a paralizar sus operaciones. 

Todo ello permite estimar que los ingresos por la exportación de petróleos y derivados pudieron haber caído casi hasta la mitad el año pasado, de 1,149 millones de dólares en 2015 hasta 600 millones. El valor más alto de estos ingresos se obtuvo en 2012, con 2,697 millones de dólares (según los datos de la ONEI). 

La caída del precio del petróleo también ha implicado una disminución en los ingresos por intermedio de las exportaciones de servicios médicos y profesionales desde Venezuela, debido a que existe un mecanismo de indexación entre estos flujos y el precio del crudo. La correlación entre la serie de exportaciones totales de servicios médicos y profesionales (incluye Venezuela y otros países) y el precio internacional del petróleo es de 66 por ciento en el período 2005-2016 (ver gráfico 2). 


El mayor valor de los ingresos por exportación de servicios médicos y profesionales totales fue de alrededor de 10,400 millones de dólares en 2013 (según los datos de la ONEI). Para 2015 las cuentas nacionales cubanas reportan un valor mucho menor, de alrededor de 8,600 millones de dólares. Para 2016 se podría estimar una caída de alrededor de 24 por ciento, hasta 6,500 millones. 

Es decir, aún con el análisis de un período corto y estimaciones para el año 2016 que pudieran tener un alto grado de error, las tendencias de los indicadores no dejan mucha duda sobre la correlación positiva con el precio internacional del petróleo. Ello marca una realidad diferente para la economía de la Isla en comparación con lo que sucedía en décadas anteriores, donde un aumento del precio del crudo tendía a empeorar la balanza de pagos cubana. Este cambio de signo en la relación es algo atípico, pues no responde a una transformación de la estructura productiva o la matriz energética, la cual sigue subordinada, en alto grado, a los combustibles fósiles importados. 

En el primer trimestre del año 2017 el precio del petróleo promedió un valor que supera en 8 por ciento el promedio del último trimestre de 2016, y en 24 por ciento el precio promedio de todo el año anterior. Según los analistas, tal incremento responde, en un gran porcentaje, a la decisión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (junto a otros productores), de reducir la producción en el primer semestre de 2017. Dicha dinámica inflacionaria del valor del crudo había perdido impulso en el comienzo del segundo trimestre del año debido al aumento de la producción en Estados Unidos, pero ha recuperado terreno al confirmase la caída de los inventarios internacionales.

Bajo el escenario de incremento del precio del barril de crudo, es posible que se recuperen parcialmente los despachos desde Venezuela (ya hay noticias que lo confirman[1]), y que, a su vez, ello le otorgue algún impulso a los pagos de los servicios médicos y profesionales cubanos. Con lo sucedido en el primer trimestre con el precio del petróleo, y tomando en cuenta las correlaciones pasadas, se podría esperar, hasta el momento, una recuperación de alrededor de 17 por ciento en los ingresos por exportación de petróleo y de un 6 por ciento en los servicios profesionales para el acumulado del año, pero que seguiría dejando a dichas fuentes de ingresos en niveles comparativamente bajos (ver gráficos 1 y 2).

Por tanto, para 2017, es probable que la recesión cubana continúe. Se debe tomar en cuenta, además, que el país sigue inmerso en una crisis de liquidez de divisas y que viene aplicando un ajuste en las importaciones, lo cual continuaría teniendo un efecto contractivo en las inversiones totales (a pesar del aumento en la inversión extranjera), en el consumo de los hogares, y en la disponibilidad de insumos claves para el funcionamiento del aparato productivo. La caída del PIB será parcialmente amortiguada con el aumento presupuestado del gasto fiscal y el crecimiento que viene experimentando el sector del turismo. También aparecen opciones de sustituir parcialmente las importaciones de petróleo venezolano a partir de contratos con Rusia y Argelia.

En fin, el balance de los factores todavía sigue apuntando a un cierre de año con otro decrecimiento en el valor agregado de la producción nacional, entre -0,3 por ciento y -1,4 por ciento. Pero, como vemos, en gran parte ello depende de lo que finalmente suceda con el precio del petróleo.

Notas:

[1] http://www.reuters.com/article/us-venezuela-cuba-oil-idUSKBN17X1Y9


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